El Misterio del Grial - Capítulo II - El ciclo del Grial. XIV Las Virtudes del Grial
Biblioteca Evoliana.- ¿Qué es el Grial? ¿para qué sirve el Grial? ¿a quién sirve el Grial? son las preguntas fatídicas realizadas a quien se aproxima al Grial en la leyenda arturiana. Evola en el capítulo XIV de su obra "El Misterio del Grial" nos aproxima a los significados y virtudes del "objeto" milagroso. Es evidente que Evola no considera que lo importante de la leyenda griáleca sea haber recogido la "sangre de Cristo". Difícilmente podría serlo, cuando antes de Cristo, ya existían referencias a objetos similares al Grial en todas las tradiciones indo-arias, especialmente en la tradición céltica.
XIV. LAS VIRTUDES DEL GRIAL
En los distintos textos, el Grial es presentado esencialmente en tres formas:
I) Como objeto inmaterial, provisto de movimiento propio, de naturaleza indefinida y enigmática («no era de madera, ni de algún metal, ni de piedra, cuerno o hueso»).
II) Como piedra, «piedra celeste» y «piedra de la luz».
III) Como copa, o bacía, o vasija, a menudo de oro y a veces adornada con piedras preciosas. Tanto en esta forma como en la anterior, casi constantemente son «mujeres» las que llevan el Grial (otro elemento totalmente ajeno a cualquier ritual cristiano; en cambio, no aparecen sacerdotes que lo hagan).
Una forma mixta es la de una copa obtenida de una piedra (tal vez de una esmeralda). El Grial unas veces es calificado de «santo», otras de «rico»: «es la cosa más rica que los vivos puedan tener», se dice en la Morte Darthur . Este texto, como muchos otros del mismo período, usa la expresión Sangreal, a la que se pueden dar estas tres interpretaciones: San Graal, Sangre Real, Sangre Regia.
Las virtudes principales del Grial pueden resumirse como sigue:
I) La virtud de luz, es decir, virtud iluminante. Del Grial emana una luz sobrenatural. Chrestien de Troyes: Une si grans clartés i vint - que si pierdirent les candoiles - los clarté, com font les estoiles - quand li solaus liève ou la lune. Robert de Boron describe la aparición del Grial en la prisión de José de Arimatea como la de una gran luz, añadiendo que José «tan pronto como vio el recipiente, fue enteramente invadido por el Espíritu Santo». En Vaucher, el «rey pescador», que lleva consigo el Grial de noche, ilumina con él el camino.
Hablando de su aparición a José, el Grand Saint Graal dice que emanaba de él «una claridad como si ardiesen mil candelas», y se refiere a una especie de rapto más allá de la condición del tiempo: de hecho, los cuarenta y dos años que pasó José en la cárcel con el Grial a él sólo le parecieron tres días. En Gautier, Parsifal sigue, pese a que ella se lo prohíbe, a una muchacha en una selva oscura. Aparece de pronto una gran luz, desaparece la muchacha, se desata una terrible tormenta y al día siguiente Parsifal se entera de que la luz provenía del Grial, llevado por el «rey pescador» al bosque. En Wolfram es la «piedra de la luz»: «Satisfacción perfecta de todo deseo y paraíso, esto es el Grial, la piedra de la luz, en comparación con el cual todo resplandor terrenal no es nada». En la Queste du Graal, Galahad, al ver el Grial, es presa de un gran temblor y dice: «Ahora veo claramente todo cuanto la lengua no podría expresar jamás ni el corazón pensar. Aquí veo el principio de las grandes audacias y la causa de las proezas, aquí veo la maravilla de las maravillas», En la Morte Darthur, la manifestación del Grial se acompaña del estallido de un trueno y de un «rayo solar siete veces más relumbrante que la luz del día», y en aquel momento «todos fueron iluminados por la gracia del Espíritu Santo». En esa ocasión, el Grial se presenta enigmáticamente, «nadie podía verlo ni llevarlo», por más que cada caballero obtenía de él «el alimento que más ansiaba del mundo».
II) Eso corresponde a la segunda virtud del Grial. Además de ser luz y fuerza sobrenatural iluminante, da alimento, da «vida». Del Grial concebido como «piedra», lapsit exillîs, se alimentan en Wolfram todos los caballeros templarios: sie lebent von einem steine. Llevado a la mesa, o al aparecer mágicamente sobre ella, cada caballero recibe precisamente lo que más desea. Hablar aquí de alimentos físicos correspondientes a los variados gustos es la materialización del significado superior del variado efecto de un único don de «vida» a tenor de la voluntad, de la vocación y de la naturaleza propia o cualificación de quienes van a recibirlo. A la larga, un alimento de esta clase se convierte en lo que destruye todo deseo material, por lo que en el Percevalli Gallois, en virtud del aroma que emana del Grial, los invitados se olvidan de comer, y Gauvain, en un arrebato extático, obtiene la visión de los ángeles. En el Grand Saint Graal, el Grial repite el milagro de la multiplicación de los panes. En la Queste du Graal, donde su aparición va precedida por una «luz brillante como el sol», se mueve mágicamente y, tras haber dado a cada uno su «comida», desaparece, como en la ya citada narración de la Morte Darthur. En particular se dice que a los fuertes, los héroes, les gusta la comida proporcionada por el Grial. Así, Robert de Boron da la siguiente etimología: «Se llama Grial, porque agrada a los valientes: agree as prodes homes». Ya hemos visto que el propio José de Arimatea, junto con sus caballeros, recibió del Grial, además de luz, vida (nutrición) a lo largo de todo el período de prisión que le impusiera el rey Crudel, que duró cuarenta años.
III) Sin embargo, el don de «vida» del Grial se manifiesta también en la virtud de curar heridas mortales, de renovar y prolongar sobrenaturalmente la vida. En Manessier, Perceval y Héctor, combatiendo uno contra otro, resultan heridos mortalmente los dos y esperan el fin, cuando a medianoche aparece el Grial, llevado por un ángel de figura «imperial», y los cura instantánea y completamente . El mismo episodio se encuentra en la Morte Darthur; donde igual fenómeno se produce también para Lanzarote. En la Queste du Graal se narra la visión que tiene por tema un caballero enfermo tendido en un féretro, que se arrastra hasta el Grial y, al tocarlo, se siente reanimado y su enfermedad da paso al sueño. Pero en este caso aparece también otro motivo, el de los reyes que, en espera del restaurador o vengador predestinado, son mantenidos por el Grial en una vida prolongada artificialmente. Wolfram, al decir que en virtud del Grial «se consume el Ave Fénix tornándose ceniza, pero también se transforma, reapareciendo seguidamente en todo su esplendor y más bella que nunca», establece además claramente una relación entre el don de «vida» del Grial y la regeneración, de la que tradicionalmente ha sido símbolo el ave Fénix. Wolfram, en efecto, cuenta que «esa piedra (el Grial) infunde en el hombre tal vigor que sus huesos y su carne recobran enseguida la juventud - selhe kraft dem menschen gît der stein daz im fleisch und bein - jungent enpfaeht al sunder twâl». El Grial, pues, además de iluminar, renueva; pero niega, sin embargo, su alimento simbólico, o «don de vida», a quienes se han manchado de culpas, según algunos textos, a los viles y los mentirosos.
IV) El Grial provoca una fuerza de victoria y de dominio. Quien goza de ella, n'en court de bataille venchu. Según Robert de Boron, todos los que logran verlo, además de disfrutar de gozo eterno, nunca serán privados de sus derechos y jamás serán vencidos en batalla. En el Lorengel, el Grial se presenta como la «piedra de la victoria» con la que Parsifal rechaza al rey Atila ya sus hunos cuando éstos estaban a punto de arrollar a la cristiandad. En Wolfram se dice de quien supera la prueba del Grial: «Ahora no hay ser en el mundo que te aventaje en nobleza y honor. Eres el Señor de todas las criaturas. Te será transmitido el poder supremo». Por lo demás, el aspecto del Grial según el cual éste confiere una fuerza de victoria se pondrá principalmente de relieve en relación con la «espada del Grial». Pero ya en este pasaje de Wolfram se presiente la más alta esencia del Grial, la relación que éste tiene con una realeza trascendente, con el principio del «Señor del Mundo». Veremos igualmente que el propio Grial, a modo de oráculo, designa los caballeros llamados a ostentar la dignidad real en varias tierras. No se equivocan algunos al relacionar el Grial con el objeto que simboliza y encarna la fuerza celestial de la realeza según la antitradición irania, el hvarêno, y que adopta los distintos aspectos de piedra mágica, de piedra de la soberanía y de la victoria, de copa: aspectos que, efectivamente, tiene también el Grial.
V) Si el Grial, por una parte, posee una virtud vivificante, por otra tiene una virtud temible y destructora. El Grial ciega. El Grial fulmina. Puede actuar como una especie de vorágine. Nescien reconoce en el Grial el objeto del deseo abrigado ya por él cuando era un joven caballero, pero, tan pronto como abre su custodia, tiembla y pierde la vista y con ésta todo dominio sobre el propio cuerpo. La Queste du Graal añade que Mordrain, con un acto similar, se había quedado ciego al contemplar lo que ninguna lengua puede expresar: su tentativa desencadenó un viento sobrenatural que le privó de la vista, y en ese estado fue condenado a permanecer toda la vida hasta que viniese el héroe que realizara el misterio del Grial y lo sanara. El tema no es nuevo. El propio Dante, al contemplar el Empíreo, pierde la vista, aunque después la recobra más aguda (. Las empresas del héroe persa Rostan van dirigidas a restituir la vista y la libertad a un rey, viéndose clara su vocación prometeica al intentar escalar mediante águilas el cielos. Podríamos citar fácilmente otros ejemplos.
Según la narración de Gerbert, Mordrain, que ha construido un altar para el Grial, encuentra cortado su acceso por un ángel con una espada flamígera (cosa que nos recuerda el obstáculo análogo del «lugar primordial» en la Biblia, el muro de fuego que circunda según algunos textos «la Isla», etc.). El ángel, como castigo por su intento, le anuncia que no podrá morir y que sus heridas permanecerán abiertas hasta la llegada del caballero que «hará la pregunta». En el Diu Crône, se declara que cruzarse en el camino del Grial es «mortalmente peligroso». Pero precisamente a esa visión de acercamiento que afectó a Mordrain y a Nescien aspira en la Morte Darthur Gauvain, que parte en busca de aventuras, proponiéndose no volver antes de haberlo conseguidos.
En segundo lugar, la naturaleza peligrosa del Grial se nos manifiesta en relación con el tema del «asiento peligroso» y con la prueba que éste constituye para quien desea asumir el papel del «héroe esperado» y la función de jefe supremo de los caballeros de la Tabla Redonda. Se trata del «asiento vacío» o «asiento decimotercero» o «asiento polar», del que ya hemos hablado; asiento bajo el que se abre el abismo, o que es fulminado cuando en él se sienta un indigno y un no elegido. Así Moisés, cuando va a ocuparlo, es asido por siete manos de fuego y destruido «como destruye la llama un pedazo de madera».
Seguidamente, el texto presenta el tema de este modo: la mitad del fuego que quema a Moisés se apaga, pero la otra mitad no se apagará hasta que llegue Galahad para llevar a cabo la aventura del Grial.
Una variante es «la prueba de la vasija»: gozan del éxtasis del Grial los que, en la mesa de José de Arimatea (que se confunde con la Tabla Redonda, o bien se considera antecedente de ésta), no están manchados por la culpa; en esta ocasión, Moisés se sienta en el asiento peligroso y es absorbido por un abismo que se abre debajo de él, según la explicación cristianizada, debido a su falta de fe, porque era un falso discípulo.
Por otra parte, se encuentra también el motivo de que sólo podrá buscar el Grial quien se haya sentado en el sillón de oro construido por una mujer sobrenatural. Seis caballeros que han intentado sentarse en él son absorbidos por una repentina vorágine. Parsifal se sienta también, retumba un trueno terrible, se abre la tierra, pero él sigue tranquilo en su asiento. Impasible, en su tranquila dignidad, en la pureza de su fuerza, nada puede contra él. En Robert de Boron, tras ello, al audaz que ha soportado esta prueba, y también a todos los caballeros de la Tabla Redonda, se le imponen otra serie de aventuras, que constituyen la vía para la conquista definitiva del Grial. La Queste du Graal y la Morte Darthur presentan el tema de forma aún más directa: el asiento peligroso es ocupado felizmente sólo por quien ha superado la «prueba de la espada»: que consiste en desclavar una espada de una piedra, demostrando con ello ser el mejor entre todos los caballeros. Cuando se consigue pasar esta prueba, cuyo significado hemos explicado ya, se manifiesta el Grial en la Corte del rey Arturo, aparece una luz que resplandece más que el sol, aparece mágicamente el Grial emanando su aroma y dando a cada caballero el alimento que le es adecuado.
Este aspecto peligroso del Grial se considera que es el caso límite de lo que el Grial puede obrar precisamente a tenor de la variada naturaleza de quienes entran en contacto con él. La fuerza del Grial destruye a todos los que intentan asirla sin tener la cualificación adecuada, que pese a ello tratan de usurparla repitiendo el gesto titánico, luciférico o prometeico. Se encuentra al respecto una expresión muy significativa en Wolfram cuando éste dice en sentido figurado que, para los culpables, el Grial se hace tan pesado que no podrían sostenerlo ni siquiera todos juntos. El exceso que el poder trascendental constituye para un ser condicionado y sujeto a su limitación es precisamente lo que hace actuar como fuerza destructora a una fuerza de «vida» (cf. el fuego que consume a Moisés). Una variante de ese significado la encontramos en la Morte Darthur de la forma siguiente: al observar «una gran claridad, como si todas las antorchas del mundo se reuniesen en aquella sala», debida al Grial, Lanzarote se acerca. Una voz le aconseja no entrar, es más, le dice que huya, o de lo contrario tendrá que arrepentirse. Él no obedece y entra, un fuego le golpea en el rostro, cae al suelo y ya no puede levantarse, al haber perdido todo poder sobre sus miembros. A sus compañeros, que lo creen muerto, les dice un viejo: «En nombre de Dios, ése no está muerto, sino más lleno de vida que el más poderoso de todos vosotros.»
Lanzarote permanece en ese estado de muerte aparente durante veinticuatro días, y las primeras palabras que luego pronuncia son: «¿Por qué me habéis despertado? Estaba mucho mejor que ahora». Esta experiencia se refiere a haber visto al Sancgreal como nadie puede verlo mejor. Evidentemente, se trata de un estado iniciático, de un estado en el que la participación en el poder del Grial resulta posible por una suspensión de la conciencia de vigilia y de la limitación propia de ella: cosa que evita el efecto negativo, destructor y trastornador que provoca la experiencia del «contacto» en quien no sepa pasar a formas superiores de conciencia, a otros estados del ser.
VI) La duplicidad de las virtudes del Grial está relacionada, en cierta medida, con el significado que, universalmente, en las tradiciones concordantes de los distintos pueblos, y también fuera de toda relación con el simbolismo cristiano, tiene la pareja copa-lanza, correspondiendo la copa sobre todo al aspecto femenino, vivificante e iluminante, y la lanza al aspecto viril, ígneo o regio (cetro) de un mismo principio: o si se quiere, la copa, al árbol «lunar», y la lanza, al árbol «solar», de los que ya hemos hablado; la copa, al aspecto «santa sabiduría» y la lanza, al aspecto «fuego» y «dominación» del mismo principio. Pero en el mismo contexto podría inscribirse también la ambivalencia, repetida por la tradición irlandesa, de la lanza que por un lado da el coup douloureux, provocando una destrucción, y por otro tiene la virtud de curar.
Esta rápida reseña de las virtudes atribuidas al Grial ilustra el lado digamos subjetivo de la “Búsqueda del Grial”. Tal búsqueda es en esencia un proceso interior. No se trata, como experiencia, de algo similar a un mero éxtasis místico, sino más bien un poder primordial que pasa a evocarse positivamente. Quien sabe asumirlo está cualificado para los altos cometidos que evoca la leyenda, y que además constituyen su núcleo central.
Pasemos ahora a los relatos en los que el Grial aparece como piedra, y destaquemos el particular significado que, con relación al ya expuesto, nos presenta la tradición, que hace del Grial una piedra caída del cielo y una piedra «luciferina».
Wolfram von Eschenbach une el Grial al término enigmático lapsit exillîs. Este término ha sido interpretado por los estudiosos de varios modos: lapis erilis, es decir: «Piedra del Señor» (San Marte); lapis elixir; refiriéndose al elixir alquímico de la regeneración (Palgen); lapis betillis o betillus (Hagen), lo que puede remitir a la piedra caída del cielo de la mitología griega; lapis ex coelis o de coelis, «piedra celeste» (Martin) y, por último, «piedra del exilio». En realidad, sea cual sea la exactitud de una u otra de tales interpretaciones conjeturales desde el punto de vista únicamente etimológico, todos ellos son significados posibles para el Grial en sus distintos aspectos.
El Grial es ante todo lapis ex coelis porque, según el propio Wolfram, había sido traído originariamente a la Tierra por un grupo de ángeles - y ésta es también la tradición referida por el Titurel, de Albrecht von Schartfenberg -; también aquí se presenta el Grial como piedra, jaspe o sílex, relacionada con el símbolo del Fénix: «Ein schar den graf uf erde - by alten ziten brahte - ein stein in hohem werde, - man ein schüzzeh dar uz wurken dahte; - iaspis und silix er gennent, - von dem der fenix lebende wirt - swenn er sich selb ze aschen brennet» . Para Wolfram, se trata de los ángeles que fueron condenados a bajar a la Tierra por haberse mantenido neutrales en el momento de la rebelión de Lucifer.
Custodiado por ellos, el Grial no perdió sus virtudes, Después pasó a custodia de una estirpe de caballeros, designados, en su mayoría, desde lo alto. Esta tradición se modifica en el Wartburgkrieg del siguiente modo: una piedra se desprendió de la corona de Lucifer cando éste fue golpeado por el arcángel Miguel. Es la piedra de los elegidos, caída a la Tierra desde el Cielo, que encontró Parsifal y que ya había sido recogida por Titurel, que es precisamente el jefe de la estirpe de la dinastía del Grial. El Grial será aquella piedra luciferina. Según otros, la piedra caída a la Tierra era una esmeralda que adornaba la propia frente de Lucifer. Fue tallada en forma de copa por un ángel fiel y así se tuvo el Grial, dado a Adán en el «Paraíso Terrenal», hasta que el propio Adán cayó y fue expulsado de aquel lugar. Set, hijo de Adán, que logró encontrar temporalmente el Paraíso Terrenal, se llevó consigo el Grial. Finalmente, al parecer, según otros, el Grial estaba relacionado con una fortaleza cerca de los Pirineos, en Montsegur, que los ejércitos de Lucifer habían asediado para conseguir el Grial y engastarlo de nuevo en la diadema de su príncipe, de la que cayera a la Tierra cuando se reprimió su intento de rebelión. Pero el Grial fue salvado por caballeros que lo escondieron en el interior de un monte.
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