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Biblioteca Evoliana

Entrevistas a Evola

ENTREVISTA A JULIUS EVOLA EN VIDEO

ENTREVISTA A JULIUS EVOLA EN VIDEO

Biblioteca Julius Evola.- Existen muy pocas fotos de Evola a lo largo de su vida y menos documentos gráficos, por lo tanto, el video que ofrecemos a continuación es una rareza que nos ha sido remitida por un amigo de Murcia. Evola sostenía, reproduciendo el criterio del mundo clásico, que la personalidad era una máscara y, por tanto, no se preocupó jamás de la promoción de su persona; partidario del "aquí y del ahora" consideraba la fotografía y el cine como desviaciones que remitían al pasado. Por nuestra parte, no podemos sino considerar este vídeo como una rareza filmada en los últimos años de vida de Julius Evola y un tributo animado a su obra.

 

Entrevista a Julius Evola en "La Nation Europeenne"

Entrevista a Julius Evola en "La Nation Europeenne"

Biblioteca Evoliana.-A finales de 1966 y principios de 1967 la revista "La Nation Europeenne" publicó la entrevisa con Julius Evola que reproducimos a continuación, con introducción de Claudio Mutti. La "La Nation Europeenne" fue la revista que sucedió al movimiento paneuropeo "Joven Europa". La revista estaba dirigida por Gerard Berdes y Thiriart, su fundador, era el "consejero político". La entrevista es particularmente interesante porque resume los puntos esenciales del pensamiento evoliano con sencillez y claridad, incluso su postura contraria a los lineamientos de la revista en la que se publicaba. La hemos traducido por primera vez al castellano.

 

JULIUS EVOLA: ¿UN PESIMISMO JUSTIFICADO?

La entrevista que traducimos aquí en seguida apareció originariamente en francés, sobre los números. 13, del 15 de diciembre de 1966 al 15 de enero de 1967 y 14, del 15 de febrero al 15 de marzo de 1967, de la publicación mensual "La Nation Européenne" (París). La revista, dirigida por Gérard Bordes, tuvo como "consejero político" a Jean Thiriart, que la fundó en 1966, y contó con una red paneuropea de colaboradores. La entrevista, realizada por Franco Rosados, fue acompañada de una foto y de una bibliografía francesa de la producción evoliana y fue precedida por una breve presentación en la que, a pesar de Evola fuera definido como "uno de los más grandes pensadores europeos un líder, un maestro", se establecieron  distancias respecto a su "desconfianza hacia el futuro unitario de Europa". Al texto de la entrevista siguió, en el nº 14, una nota editorial que expresó en términos claros la divergencia existente entre el tradicionalismo de Evola y el pragmatismo de Thiriart: "La 'Tradición', ciertamente, es respetable. Admitimos que extraemos de ella cierto modo de ver el mundo y cierto método de acción. Pero no podemos aceptar hacer de ésta 'Tradición' un nuevo 'sentido de la historia' y considerarla como una Biblia que lo encierra todo. Para nosotros, la verdad se construye cada día por métodos y vías diferentes. (...) La verdad no es colocada desde principio como un faro que alumbra la calle. Nosotros pensamos, antes bien, que, al final, el lento y difícil descubrimiento de la verdad nazca, en la mayoría de los casos, de la acción y gracias a la acción." 

Claudio Mutti 

¿Usted cree que existe una relación entre la filosofía y la política? ¿Puede influir una filosofía en una empresa de reconstrucción política nacional o europea? 

Yo no creo que una filosofía entendida en sentido estrechamente teórico pueda influir en la política. Para influir, necesita que se encarna en una ideología o en una concepción del mundo. Y cuánto ha ocurrido, por ejemplo, con el Ilustración, con el materialismo dialéctico marxista y con algunas concepciones filosóficas que fueron incorporadas a la concepción del mundo del nacionalsocialismo alemán. En general, la época de los grandes sistemas filosóficos ha concluido; hoy, no existen más que filosofías bastardas y mediocres. En una de mis obras pasadas, de mi período filosófico, yo puse en exergo estas palabras de Jules Lachelier: "La filosofía, moderna, es una reflexión que ha acabado por reconocer la misma impotencia y la necesidad de una acción que parta del interior". El dominio propio de una acción de este tipo tiene un carácter metafilosofico. De aquí, la transición que se observa en mis libros, que no hablan de "filosofía", sino de "metafísica", de visión del mundo y doctrinas tradicionales. 

¿Piensa usted que moral y ética son sinonímicas y que tengan que tener un fundamento filosófico? 

Es posible establecer una distinción, si por "moral" se entiende específicamente la costumbre y por "ética" una disciplina filosófica (la llamada la "filosofía moral"). En mi opinión, cualquier ética o cualquier moral que quiera tener un fundamento filosófico de carácter absoluto, es ilusoria. Sin referencia a algo trascendente, la moral no puede tener más que un alcance relativo, contingente, "social", y no puede resistir una crítica del individualismo, del existencialismo o del nihilismo. Lo he demostrado en mi libro Cabalgar la tigre, en el capítulo titulado En el mundo donde Dios ha muerto. En este capítulo también he afrontado la problemática planteada por Nietzsche y por el existencialismo. 

¿Usted cree que la influencia del Cristianismo ha sido positiva para la civilización europea? ¿No piensa que al haber adoptado una religión de origen semítico haya desnaturalizado algunos valores europeos tradicionales? 

Hablando de Cristianismo, a menudo he usado la expresión "la religión que ha prevalecido en Occidente". En efecto el mayor milagro del Cristianismo es haber logrado afirmarse entre los pueblos europeos, incluso teniendo en cuenta la decadencia en que cayeron numerosas tradiciones de estos pueblos. Sin embargo no hace falta olvidar los casos en los que la cristianización de occidente ha sido solamente exterior. Además, si el Cristianismo ha alterado, sin ninguna duda, algunos valores europeos, también hay casos en los que estos valores han resurgido del Cristianismo, rectificándolo y modificándolo. De otro modo el catolicismo sería inconcebible en sus diferentes aspectos "romanos"; del mismo modo sería inconcebible una parte de la civilización medieval con fenómenos como la aparición de las grandes órdenes caballerescos, del tomismo, cierta mística de alto nivel, por ejemplo Meister Eckhart, el espíritu de las Cruzadas, etcétera 

¿Usted piensa que el conflicto entre güelfos y gibelinos en el curso de la historia europea sea algo de más que un simple episodio político y constituya un conflicto entre dos formas de espiritualidad? ¿Cree posible un recrudecimiento del "gibelinismo?" 

La idea de que los orígenes de la lucha entre el Imperio y la Iglesia no haya sido solamente una rivalidad política, sino que esta lucha tradujo la antinomia de dos tipos de espiritualidad, constituye el tema central de mi libro El misterio del Grial y la tradición gibelina del Imperio. Este libro ha sido publicado en alemán y Se editará pronto también en francés. En el fondo, el "gibelinismo" atribuyó a la autoridad imperial un fundamento de carácter sobrenatural y trascendente, algo que sólo la Iglesia pretendió poseer, el propio Dante defiende en parte la misma tesis. Así, algunos teólogos gibelinos pudieron hablar de "religión real" y, en particular, atribuir un carácter sagrado a los descendientes de los Hohenstaufen. Naturalmente, con el imperio cristalizó un tipo de espiritualidad que no puede ser identificado con la espiritualidad cristiana. Pero si éstos son los datos del conflicto güelfo-gibelino, está claro, entonces, que una resurrección del "gibelinismo" en nuestra época es muy problemático. ¿Dónde encontrar, en efecto, las "referencias superiores" para oponerse a la Iglesia, si eso no ocurre en nombre de un Estado laico, secularizado, "democrático" o "social", desprovisto de la concepción de la autoridad procedente de lo alto? Ya el "los von Rom" y el "Kulturkampf" del tiempo de Bismarck tuvieron solamente un carácter político, por no hablar de las aberraciones y de la ficción de cierto neopaganismo. 

En su libro El Camino del Cinabrio, dónde expone la génesis de sus obras, admite que el principal defensor contemporáneo de la concepción tradicional, René Guénon, ha ejercido cierta influencia sobre de ella, al punto que le han definido "el Guénon italiano". ¿Existe una correspondencia perfecta entre su pensamiento y el de Guénon? ¿Y no cree, a propósito de Guénon, que ciertos entornos sobrestimen la filosofía oriental? 

Mi orientación no difiere de la de Guénon en lo que atañe al valor atribuido al Mundo de la Tradición. Por Mundo de la Tradición se entiende una civilización orgánica y jerárquica en la que todas las actividades están orientadas por lo alto y hacia lo alto y están ligadas a valores que no son sencillamente valores humanos. Cómo Guénon, he escrito muchas obras sobre la sabiduría tradicional, estudiando directamente sus manantiales. La primera parte de mi obra principal Revuelta contra el mundo moderno es precisamente una "Morfología del Mundo de la Tradición". También hay correspondencia entre Guénon y yo en lo que se refiere a la crítica radical del mundo moderno. Sobre este punto hay sin embargo divergencias menores entre él y yo. Dada su "ecuación personal", en la espiritualidad tradicional, Guénon ha asignado al "conocimiento" y a la "contemplación" la primacía sobre la “acción”; ha subordinado la majestad al sacerdocio. Yo, en cambio, me he esforzado en presentar y valorizar la herencia tradicional desde el punto de vista de una espiritualidad de la "casta guerrera" y de enseñar las posibilidades igualmente ofrecidas por la "vía" de la acción. Una consecuencia de estos puntos de vista diferentes es que, si Guénon asume como base para una eventual reconstrucción tradicional de Europa una elite intelectual, yo, por mi parte, soy bastante propensa a hablar de Orden. También divergen los juicios que Guénon y yo damos sobre el Catolicismo y la Masonería. Creo sin embargo que la fórmula de Guénon no se sitúa en la línea del hombre occidental, que a pesar de todo, por su naturaleza, está orientado especialmente hacia la acción. 

No se puede hablar aquí de "filosofía oriental"; se trata, en realidad, de una modalidad de pensamiento oriental que forma parte de un saber tradicional que, también en Oriente, se ha mantenido más íntegro y más puro y ha tomado el lugar de la religión, pero que estuvo difundido igualmente en el occidente premoderno. Si estas modalidades de pensamiento valorizan lo que tiene un contenido universal metafísico, no se puede decir que sean sobrestimadas. Cuando se trata de concepción del mundo, hace falta guardarse de las simplificaciones superficiales. Oriente no comprende sólo la India del Vêdanta, de la doctrina del Mâyâ y la contemplación separada por el mundo; también comprende a la India que, con el Bhagavad Gîtâ, ha dado una justificación sacra a la guerra y al deber del guerrero; también incluye la concepción dualista y combativa de la Persia antiguo, la concepción imperial cosmocrática de la antigua China, la civilización japonesa, tan lejana por ser únicamente contemplativa e introvertida, donde una fracción esotérica del budismo ha dado nacimiento a la "filosofía" de los Samurais, etcétera 

Desdichadamente, lo que caracteriza el mundo europeo moderno no es la acción sino su falsificación, es decir un activismo sin fundamento, que se limita al dominio de las realizaciones puramente materiales. "Está separada del cielo con el pretexto de conquistar la tierra", hasta no saber ya qué es realmente la acción. 

Su juicio sobre la ciencia y sobre la técnica parece, en su obra, negativo. ¿Cuáles son las razones de su posición? ¿No cree que las conquistas materiales y la eliminación del hambre y la miseria permitirán de afrontar con más energía los problemas espirituales? 

En lo que respecta el segundo tema que plantea, le diré que, al igual que existe un estado de embrutecimiento debido a la miseria, así también existe un estado de embrutecimiento debido al bienestar y a la prosperidad. Las "sociedades" del bienestar, en las que no se puede hablar de existencia de hambre y de miseria, están  lejos de engendrar un aumento de la verdadera espiritualidad; más bien, allí consta una forma violenta y destructiva de revuelta de las nuevas generaciones contra el sistema en su conjunto y contra una existencia desprovista de sentido, EEUU-Inglaterra-Escandinavia. El problema consiste en fijar un justo límite, frenando el frenesí de una economía capitalista creadora de necesidades artificiales y liberando al individuo de su creciente dependencia del engranaje social y productivo. Haría falta establecer un equilibrio. Hasta hace poco, el Japón dio el ejemplo de un equilibrio de este tipo; se modernizó y no se dejó distanciar de occidente en los dominós científicos y técnicos, incluso salvaguardando sus tradiciones específicas. Pero hoy la situación es bien diferente. 

Hay un otro apunto fundamental a subrayar: es difícil adoptar la ciencia y la técnica circunscribiéndolas dentro de los límites materiales y como instrumentos de una civilización; al revés, es prácticamente inevitable que se empapen de la concepción del mundo sobre que se basa la moderna ciencia profana, concepción prácticamente inculcada en nuestros espíritus por los métodos de instrucción habitual que tiene, sobre el plano espiritual, un efecto destructivo. El concepto mismo del verdadero conocimiento viene así a ser falseado totalmente. 

¿D. - Usted también ha hablado de su "racismo espiritual". Cuál es el sentido exacto de esta expresión? 

En mi fase anterior, he creído bien formular una doctrina de la raza que habría impedido al racismo alemán e italiano concluir como una forma de "materialismo biológico". Mi punto de partida ha sido la concepción del hombre como ser constituido de cuerpo, de alma y de espíritu, con la primacía de la parte espiritual sobre la parte corpórea. El problema de la raza debió pues considerar cada uno de estos tres elementos. De aquí la posibilidad de hablar de una raza del espíritu y del alma, además de una raza biológica. La oportunidad de esta formulación reside en el hecho de que una raza puede degenerar, aún permaneciendo biológicamente pura, si la parte interior y espiritual ha muerto, menguado u obnubilada, si ha perdido la misma fuerza, como ocurre con algunos tipos norteños actuales. Además los cruces, de los que hoy pocas estirpes quedan fuera, pueden tener como resultado que a un cuerpo de determinada raza estén ligados, en un individuo dado, el carácter y la orientación espiritual propia de otra raza, de donde deriva una concepción más compleja del mestizaje. La "raza interior" se manifiesta por el modo de ser, por un comportamiento específico, por el carácter, por no hablar de la manera de concebir la realidad espiritual, los muchos tipos de religiones, de ética, de visiones del mundo etcétera, pueden expresar "razas interiores" bien ajustadas. Este punto de vista permite superar muchas concepciones unilaterales y ampliar el campo de las investigaciones. Por ejemplo, el judaísmo se define sobre todo en los términos de una "raza" del alma, de una conducta, única, observable en individuos que, desde el punto de vista de la raza del cuerpo, son muy diferentes. De otra parte, para decirse "arios", en el sentido completo de la palabra, no es necesario tener la mínima gota de sangre hebrea o de una raza de color; haría falta ante todo examinar cuál es la verdadera "raza interior" o sea el conjunto de calidad que en origen correspondieron al ideal del hombre ario. He tenido ocasión de declarar que, hoy en día, no debería insistirse demasiado sobre el problema hebreo; en efecto, las calidades que dominaron y dominan hoy en muchos tipos de judíos son, así mismo, evidentes en tipos "arios", sin que en este últimos se pueda invocar como atenuante la mínima circunstancia hereditaria. 

En la historia de Europa, han sido muchos los intentos de formar un "Imperio europeo": Carlomagno, Federico I y Federico II, Carlos V, Napoleón, Hitler, pero nadie ha logrado rehacer, de manera estable, el Imperio de Roma. ¿Cuáles han sido, según usted, las causas de estos fracasos? ¿Piensa que hoy la construcción de un Imperio europeo sea posible? ¿Si no, cuales son las razones de su pesimismo? 

Para contestar, incluso de manera sumaria, a esta pregunta, haría falta poder contar con un espacio más grande que el de una entrevista. Me limitaré a decir que los obstáculos principales, en el caso del Sacro Romano Imperio, ha sido la oposición de la Iglesia, el inicio de la revuelta del Tercer Estado, como en el caso de las Comunas italianas, el nacimiento de Estados nacionales centralizados que no admitieron alguna autoridad superior y, por fin, la política, no imperial, sino imperialista de la dinastía francesa. Yo no atribuiría, al intento de Napoleón, un verdadero carácter imperial. A pesar de todo, Napoleón ha sido el exportador de las ideas de la Revolución francesa, ideas que han sido utilizadas contra la Europa dinástica y tradicional. 

En lo que se refiere a Hitler, haría mantener algunas reservas en la medida en que su concepción del imperio se basó en el mito del Pueblo, Volk = Pueblo-raza, concepción que revistió un aspecto de colectivización y exclusivismo nacionalista, etnocentrismo. Sólo en el último período del Tercer Reich los puntos de vista se extendieron, de una parte gracias a la idea de un Orden, defendida por algunos entornos de las SS, de otra gracias a la unidad internacional de las divisiones europeas de voluntarios que combatieron sobre la frente del este. 

Por el contrario, convendría recordar el principio de un Orden europeo que ha existido con la Santa Alianza, cuya decadencia fue imputable en gran parte a Inglaterra, y también con el proyecto llamado Drei Kaiserbund, en tiempos de Bismarck: la línea defensiva de los tres emperadores que habría tenido que englobar también a Italia, con la Tríple Alianza y al Vaticano y oponerse a las maniobras antieuropeas de Inglaterra y de la misma América. 

Un "Reich Europeo", no una "Nación Europea", sería la única fórmula aceptable desde el punto de vista tradicional por la realización de una unificación auténtica y orgánica de Europa. En cuánto a la posibilidad de realizar la unidad europea de este modo, no puedo no ser pesimista por las mismas razones que me han inducido a decir que hoy, hay poco espacio para un renacimiento del "gibelinismo": no hay un punto de referencia superior, no existe un fundamento para dar solidez y legitimidad a un principio de autoridad supranacional. No se puede en efecto descuidar este apunto fundamental y conformarse con recurrir a la "solidaridad activa" de los europeos contra las potencias antieuropeas, pasando por encima de las divergencias ideológicas. Incluso cuando se llegara, con este método pragmático, a hacer de Europa una unidad, siempre existiría el peligro de ver nacer, en esta Europa, nuevas contradicciones disgregadoras, en particular en lo que respecta a las divergencias ideológicas y a causa de la falta de un principio de autoridad superior. Hoy es difícil hablar de una "común cultura europea": la cultura moderna no conoce fronteras; Europa importa y exporta "bienes culturales"; no sólo en el dominio de la cultura, sino también en el dominio del modo de vivir, manifiesta cada vez más una nivelación general que, conjugada con la nivelación producida por la ciencia y la técnica, provee argumentos no a los que quieren una Europa unitaria, sino a los que desearían edificar un Estado mundial. De nuevo, nos estrellamos con el obstáculo constituido por la inexistencia de una verdadera idea superior diferenciadora, que debería ser el núcleo del imperio europeo. Más allá de todo esto, el clima general es desfavorable: el estado espiritual de devoción, de heroísmo, de fidelidad, de honor en la unidad, que debería servir de cemento al sistema orgánico de un Orden europeo imperial es hoy, por así decirlo, inexistente. Lo primer a realizar debería ser una purificación sistemática de los espíritus, antidemócrata y antimarxista, en las naciones europeas. Sucesivamente, haría falta poder sacudir las grandes masas de nuestros pueblos con medios diferentes, sea recurriendo a los intereses materiales, sea con una acción de carácter demagógico y fanático que, necesariamente, influiría en la capa subpersonal e irracional del hombre. Estos medios implicarían fatalmente ciertos riesgos. Pero todos estos problemas son extremadamente difíciles de solventar en la práctica; por otra parte, ya he tenido ocasión de hablar de ello en uno de mis libros, Los hombres y las ruinas.  

  

 

 

Anarquismo Mítico y Filosófico

Anarquismo Mítico y Filosófico

Biblioteca Evoliana.- El texto que sigue corresponde a una conferencia pronunciada en el Centro de EStudios Evolianos de la República ARgentin, el 16 de diciembre de 2004 y fue publicada por primera vez en la web de esta asociación. Cierta lectura de "Cabalgar el Tigre" puede ser considerada "anarquista" (algo difícil si tenemos en cuenta que Evola siempre consideró, incluso en sus últimos artículos, que la jerarquía y la autoridad eran los valores fundamentales a defender) y ponerse en el mismo plano de otras corrientes sociopolíticas contemporáneas.

 

I – Anarquismo Mítico y Filosófico

Como todo pensamiento político, el anarquismo ha tenido diferentes puntos de vista. Una importante cantidad de intelectuales sitúan al nacimiento del anarquismo en el siglo XIX, cuando podemos hallar en la Metamorfosis de Ovidio, una mención a un sistema político de similares características que se lo hallaría en el inicio de una Edad de Oro, donde no habría leyes, jueces ni nada que se le parezca para sancionar a los ciudadanos, puesto que entre ellos existía una visión del mundo similar. Asimismo, no podemos olvidar a las comunidades anarquistas como los seguidores del Patriarca Gnóstico Carpócrates de Alejandría que fundó comunidades cristianas en el norte de Africa y en España en el siglo II. Diferente al anarquismo filosófico del siglo XIX, que sitúa al anarquismo al final de la historia humana, como un proceso evolutivo, tal como fue formulado de manera similar el paraíso comunista de Karl Marx.

Dentro de esta corriente del siglo XIX, se destacaron autores como William Godwin, Proudhon, Max Stirner, Bakunin, etc.. Stirner, el más importante exponente del individualismo anarquista, fue en contra no sólo del Estado, sino en contra de la Sociedad; fue mas lejos que cualquier pensador anarquista convirtiendo al hombre en el Absoluto, la nada creadora, en ser belicoso por naturaleza que lucha por la propiedad de si mismo, la "propiedad del único", rechazando al Estado, la burguesía, las instituciones sociales y educativas, la familia, las leyes. Destruir las ilusiones para descubrirse a sí mismo y ser dueño de sí mismo.

Su principal obra, "El único y su propiedad", fue recibida con hostilidad por Karl Marx, quien lo ve como una amenaza a todo su materialismo dialéctico, a lo que se dedicará con esmero a refutar sus ideas. Así, el anarquismo filosófico comienza a verse como amenaza al marxismo.

Posteriormente, será Bakunin el que desafiará el crecimiento del comunismo. Este pensador anarquista, marcará la diferencia con los otros, puesto que si dicho movimiento logró cierta presencia en la lucha social, será gracias a él. Es impensable el sindicalismo anarquista sin Bakunin (recordemos a FORJA en la historia Argentina, y la famosa "Semana Trágica" de 1919). Europa quizás nunca habría presenciado un movimiento político anarquista organizado, sino hubiese sido por la labor activa de Bakunin.

II – Anarquismo, Liberalismo y Socialismo

El surgimiento del anarquismo filosófico, está enlazado a la crisis social post-medieval. La burguesía comienza a establecer relaciones con las viejas aristocracias, en tanto se demolían los gremios y asociaciones que protegían a los pequeños productores. Ante el crecimiento del comercio y las manufacturas, los viejos gremios medievales eran una traba a ese nuevo desarrollo. Los pequeños artesanos y productores agrícolas, comenzaban a quedar desamparados ante el crecimiento de la competencia, en tanto crecían los derechos monopolistas en manos de grandes compañías industriales, agrícolas y comerciales.

Surgieron en esa época de transición dos corrientes de protesta: el Liberalismo Radical, que pretendía reformas parlamentarias para frenar el poder del Estado, y el Anarquismo. Los liberales (Locke) consideraban a la propiedad como un derecho natural, y le legaban la responsabilidad al Estado para que protegiera la misma de ataques internos y externos, permitiendo así el libre intercambio de mercaderías. Los anarquistas en cambio, decían que el Estado protege la propiedad de los ricos, y que las leyes favorecen la concentración de la propiedad. Para los anarquistas, se debía crear una sociedad igualitaria de productores pequeños y económicamente autónomos, libres de privilegios o distinciones clasistas, donde el Estado sería innecesario.

Se considera al Anarquismo una ampliación radical del Liberalismo. Esto significa, que tiene mas similitudes con el Liberalismo que con el Socialismo. Sin embargo, con este último hubo alianzas, siendo que lo único en que coincidían era en la estrategia revolucionaria contra el poder burgués. Durante el siglo XX, el anarquismo participó en dos importante acontecimientos: la Revolución Rusa de 1917 y la Guerra Civil Española de 1936. En ambas, el enemigo principal que se les manifestó, fueron los comunistas, los que llegaron a hacer ejecuciones en masa de militantes anarquistas.

El anarquismo tuvo su primera gran derrota cuando Marx se adueña de la Primera Internacional, luego de acalorados debates con Bakunin. Dicha hegemonía se mantuvo hasta 1991, con la desintegración de la URSS. Desde entonces, surgirán nuevas corriente del pensamiento anarquista, pero de todas ellas, la que aquí queremos rescatar por su nueva orientación, es el anarquismo ontológico, que tiene al británico Peter Lamborn Wilson, mas conocido como Hakim Bey como su principal exponente.

III – El Anarquismo Ontológico de Hakim Bey

Se torna dificultoso poder definir el concepto del anarquismo ontológico, puesto que es una forma de encarar la realidad, donde no se necesitan teorías que cierren en si mismas, sino acciones que tienden a despojar al hombre de preconceptos modernos. El anarquismo ontológico es un desafío abierto a la sociedad actual, donde el Yo es puesto a prueba, para ver si es capaz de cuestionarse ciertos comportamientos y pensamientos que se manifiestan mecánicamente. Su lenguaje principal, es lo que Hakim Bey denomina el "terrorismo poético", una forma brusca pero profunda de rechazar las convenciones de toda sociedad organizada en torno a ilusiones.

Ante la crisis espiritual que afecta principalmente a Occidente, propone Hakim Bey un nomadismo psíquico, un retorno al paleolítico, siendo mas realista que simbólico este último concepto. Como él dice, "se busca la transmutación de la cultura basura en oro contestatario". Su frase principal es "El Caos nunca murió", donde para él, seria el espacio donde la libertad se vive a pleno, en tanto que ve al Orden como la presentación de una serie de estructuras políticas, sociales, culturales, educativas, policiales; en sí, límites impuestos a la mente que debe poseer una naturaleza de libertad plena. Ese Orden actual, no hace más que aprisionar al hombre poniéndole por encima, leyes de una civilización que se detiene en el tiempo, para congelar y matar el Espíritu.

Bey nos dice que el Caos es derrotado por dioses jóvenes, moralistas, por sacerdotes y banqueros, señores que quieren siervos y no hombres libres. Seguidor de grupos sufíes no muy ortodoxos, plantea la jihad espiritual, la rebelión contra la civilización moderna.

El modelo social de lucha que plantea Hakim Bey, es la de la pandilla, del grupo de salteadores que tiene su propia ley. Ese es el sentido del paleolítico, la banda de cazadores y recolectores que erraban por los bosques y desiertos de una tierra antigua sin dioses tiranos.

Hace pocos años, se estrenó una película, en la cual, uno de sus realizadores, estuvo influido por los escritos de este autor. La película se llamaba "El Club de la Pelea" donde se describe un hombre sumiso al sistema económico y moral, que se le plantea una ruptura mental que lo lleva a crear un mundo real donde podía estar fuera del sistema atacándolo, burlándose del mismo continuamente.

Esto nos lleva a estudiar el aporte que consideramos el mas interesante de la obra de Hakim Bey: el concepto de TAZ, es decir, la Zona Temporalmente Autónoma.

IV – Zona Temporalmente Autónoma (TAZ)

Existe una coincidencia semántica con el pensador tradicionalista italiano, Julius Evola: Ambos autores utilizan el término "rebelión" como forma de reacción ante los síntomas de la decadencia espiritual y material del Hombre.

Para Hakim Bey, el planteo de una Revolución, implica un proceso de transformaciones donde se va de una situación caótica a un nuevo Orden, pero, un Orden al fin. El escritor nos dice: "¿Cómo es que todo mundo puesto patas arriba siempre termina por enderezarse? ¿Por qué siempre a toda revolución sigue una reacción, como una temporada en el infierno?" (1). De esta manera, un Orden dentro del Kali Yuga, implicaría retornar a una forma de conservadurismo decadente. Implica la frustración de ideales revolucionarios iniciales, ante las reacciones naturales de los que quieren volver las cosas a su cause normal, saliendo del CAOS.

H.B. utiliza los términos de "rebelión", "revuelta" e "insurrección", que implicaría "un momento que salta por encima del tiempo, que viola la "ley" de la historia". En este caso, estamos muy cercanos al concepto evoliano del "idealismo mágico".

Redondeando estas ideas: en tanto la Revolución es un proceso que va del CAOS a un Orden determinado, la rebelión que plantea H.B. es temporal: es un acto extra-ordinario, que busca cambiar el mundo y no adaptarse a él, que busca vivir la utopía y no conformarse con un Orden a medias.

Pero, si no hay un Orden determinado a crearse por parte de los anarquistas ontológicos, ¿de dónde parte la rebelión y a dónde retorna la misma una vez desatada? Allí H.B. nos habla de la TAZ, las Zonas Temporalmente Autónomas, que es un lugar físico que permite justamente un desarrollo de la libertad interior. Hay que aclarar, que la TAZ no es un concepto abstracto, sino real e histórico .. aunque esta siempre quiso manifestarse por fuera de la Historia.

Uno de los ejemplos que trata H.B., es la utopía pirata. Menciona fundamentalmente el período comprendido entre el siglo XVI y XVII. En América, la zona del Caribe es muy conocida por su historia de piratas, y el autor nos habla de la famosa Isla de la Tortuga que fue el refugio de los barcos piratas y de todo delincuente que transitó esos rumbos alejados de la civilización. Era una isla al norte de Haití, de 180 km. Cuadrados, con un mar rodeado de tiburones. En dicha isla, no existía ninguna autoridad, leyes, códigos de comercio, impuestos, y todo aquello a lo que hoy estamos sometidos para poder pertenecer a un determinado sistema social.$ Ellos supieron crear un sistema por fuera del Sistema, o sea, un anti-sistema, el CAOS, el lugar donde un anarquismo ontológico podía encontrar cause para su desarrollo. Si hablamos de la gente que componía los barcos piratas, hallaremos que eran de distintas razas: negros, blancos, asiáticos; distintas religiones, diferente educación y clase social de la cual quedaron desheredados: todos estaban en pie de igualdad, pero no una igualdad colectivista, sino guerrera.

Esta TAZ, esa Zona Temporalmente Autónoma que fue la Isla de la Tortuga, no duro muchos años; y esa es justamente la característica de la TAZ, su limitación en el tiempo, que según H.B. como mucho, puede durar la vida de una persona, no mas de eso, puesto que el Sistema ira en su búsqueda para destruirla. Veamos como el autor define la TAZ:

"El TAZ es como una revuelta que no se engancha con el Estado, una operación guerrillera que libera un área - de tierra, de tiempo, de imaginación- y entonces se autodisuelve para reconstruirse en cualquier otro lugar o tiempo, antes de que el Estado pueda aplastarla". (2)

Es la estrategia de la barricada, que cuando esta viene a ser destruida, es abandonada, y levantada en otro lugar. Es el ámbito de la Internet, donde uno ingresa para criticar el sistema a través de una página web, y cuando esta cae, vuelve a aparecer en otro lugar.

Pero, sigamos con los ejemplos históricos que H.B. utiliza para describir su concepto de TAZ. En este caso, citamos un párrafo completo, con el objetivo de que puedan apreciar todos los elementos vulgares, artísticos, esotéricos, poéticos del pensador, que parece mezclar la realidad con la fantasía, con la utopía y con lo oculto. Esta forma de escribir, que como hemos dicho anteriormente, él ha definido como "terrorismo poético":

"Por tanto, de entre los experimentos del periodo de Entreguerras me concentraré si no en la alocada república de Fiume, que es mucho menos conocida, y no se organizó para perdurar."

"Gabriele D'Annunzio, poeta decadente, artista, músico, esteta, mujeriego, atrevido pionero aeronáutico, mago negro, genio y canalla, emergió de la I Guerra Mundial como un héroe con un pequeño ejército a sus órdenes: los "Arditi". A falta de aventuras, decidió capturar la ciudad de Fiume en Yugoslavia y entregársela a Italia. Después de una ceremonia necromántica junto a su querida en un cementerio de Venecia partió a la conquista de Fiume, y triunfó sin mayores problemas. Sin embargo Italia rechazó su generosa oferta; el primer ministro lo tachó de loco."

"En un arrebato, D'Annunzio decidió declarar la independencia y comprobar por cuanto tiempo podría salirse con la suya. Junto a uno de sus amigos anarquistas escribió la Constitución, que declaraba la música como el fundamento central del Estado. Los miembros de la marina (desertores y anarcosindicalistas marítimos de Milán) se autodenominaron los Uscochi, en honor de los desaparecidos piratas que una vez vivieron en islas cercanas a la costa saqueando barcos venecianos y otomanos. Los mudemos Uscochi triunfaron en algunos golpes salvajes: las ricas naves italianas dieron de pronto un futuro a la república: dinero en las arcas! Artistas, bohemios, aventureros, anarquistas (D'Annunzio mantenía correspondencia con Malatesta) fugitivos y expatriados, homosexuales, dandis militares (el uniforme era negro con la calavera y los huesos pirata; robada más tarde por las SS) y reformistas chalados de toda índole (incluyendo a budistas, teósofos y vedantistas) empezaron a presentarse en Fiume en manadas. La fiesta nunca acababa. Cada mañana D'Annunzio leía poesía y manifiestos desde el balcón; cada noche un concierto, después fuegos artificiales. Esto constituía toda la actividad del gobierno. Dieciocho meses más tarde, cuando se acabaron el vino y el dinero y la flota italiana se presentó, porfió y voleó unos cuantos proyectiles al palacio municipal, nadie tenia ya fuerzas para resistir."

(...). En algunos aspectos fue la última de las utopías piratas (o el único ejemplo moderno); en otros aspectos quizás, fue muy posiblemente la primera TAZ moderna." (3)

V - La TAZ en la Historia Argentina

Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿puede hallarse un ejemplo de la TAZ en nuestra historia argentina? ¿Pudo haber hallado H.B. un ejemplo para aportar a su trabajo?. La respuesta es afirmativa, y ello lo encontramos nada mas y nada menos, que en nuestra obra cumbre de la literatura argentina: El Martín Fierro.

Esta obra, cuyo protagonista es una creación del autor, representa la confrontación entre la "Civilización" y la "Barbarie", y forzando un poco los términos, entre la Modernidad y la Tradición. El tiempo en que se desarrolla este poema guachesco es durante el período de la organización nacional, entendido este como la adaptación de un país de carácter católico, libre y guerrero, al sistema constitucional liberal, laico, de desacralización del poder político en post de las ideologías que apuntalaron, reforzaron a la Modernidad.

Martín Fierro es el arquetipo de la "Barbarie"; el Hombre que no acepta una "Civilización" ajena a su cultura, que quiere obligarle a adoptar una nueva forma de vida, a riesgo de perderla si no obedece. Por tal motivo, Martín Fierro huye más allá de la frontera sur, a vivir con los indios. Leemos en esta obra:

"Yo sé que los caciques

amparan a los cristianos,

y que los tratan de "hermanos"

Cuando se van por su gusto

A que andar pasando sustos ...

Alcemos el poncho y vamos".

La Frontera, las tolderías, son la TAZ que supo existir en la Argentina. Allí, los hombres que estaban fuera de la ley, encontraron la libertad: fueron quienes desertaban del nuevo ejército constitucional, ladrones de ganado, asesinos, esclavos, muchachos jóvenes que huían de sus casas optando por la libertad que se vivía mas allá de la frontera. También existieron ejemplos de mujeres que cautivas de los indios, tuvieron familia, y que al regresar a la civilización, no pudieron acostumbrarse y regresaron con los indios. Martín Fierro nos describe la vida libre, hasta holgazana de vivir con los indios:

"Allá no hay que trabajar

Vive uno como un señor

De cuando en cuando un malón

Y si de él sale con vida

Lo pasa echado panza arriba

Mirando dar güelta el sol."

Lo cierto es, que no existía mucha diferencia entre la toldería y el medio rural. La diferencia comenzó a ampliarse a medida que crecían las leyes y la coerción y se perdía la libertad que el gaucho conocía. La frontera pasa a convertirse no solo en una válvula de escape para las tensiones sociales, sino también, para las existenciales.

Pero del arquetipo, pasemos también a un ejemplo concreto, a un hombre que la literatura retrató varias veces en novelas, cuentos y obras de teatro, a lo que se le sumará muchos relatos acerca del lugar que utilizó para escapar de la "civilización". Este hombre que hemos elegido al azar, se llamó Cervando Cardozo, conocido como Calandria por su hermosa voz para el canto. Fue un gaucho que nació en 1839 y fallece -muerto por la policía- en 1879. Tuvo una vida como cualquiera de su tiempo, pero a diferencia que decidió luchar cuando la institucionalización política del país comenzó a querer robarle su libertad. Él se incorpora a la última montonera de la historia nacional, la comandada por el caudillo entrerriano Ricardo López Jordán, al que la historia oficial, lo acusa de haber participado en asesinar al caudillo Justo J. de Urquiza, quién para entonces, era el principal responsable de las transformaciones políticas del país. Calandria peleará junto a López Jordán, y al ser derrotado su levantamiento, es obligado a incorporarse a un ejército de frontera. Calandria no acepta, y deserta. Nace así su vida de matrero, que la vivirá dentro de la provincia de Entre Ríos en la denominada Selva de Montiel, donde las fuerzas policiales jamás podrían capturarlo.

Aquí nos adentramos a una nueva TAZ: el monte. En muchas tradiciones, los bosques representan lugares prohibidos, donde abundan espíritus, criaturas fantásticas, y en donde se corría peligro de hallar una muerte horrenda. Uno de los ejemplos mas conocidos por todos, son los bosques de Sherwood donde encontraron refugio varios "fuera de la ley" que luego seguirían al famoso Roobin Hood.

En nuestra tierra, los montes representaban el lugar donde los gauchos matreros se escondían, donde hechiceros, curanderos, brujas, opas y deformes tenían su guarida. Es también el sitio donde los aquelarres se realizaban, que bien expresados están en nuestras canciones populares; por ejemplo en La Salamanca de Arturo Dávalos, dice su estribillo: "Y en las noches de luna se puede sentir, / a Mandinga y los diablos cantar", o Bailarín de los Montes de Peteco Carabajal, en su estribillo también dice: "Soy bailarín de los montes / nacido en la Salamanca".

Aquí haremos una breve profundización de este tema de La Salamanca: originalmente, la leyenda parte de España, de la región de Salamanca. Allí, se encontraban las famosas cuevas donde alquimistas, magos, kabbalistas, gnósticos, y otros, se reunían en secreto para eludir las persecuciones de la Inquisición. Como allí se efectuaban todo tipo de enseñanzas de carácter iniciático, quedo una leyenda negativa impulsada desde el clero católico de la época, donde allí se invocaba al demonio; y es por eso, que todo el proceso del que ingresa a la Salamanca hasta llegar frente al Diablo, es de carácter iniciático .. pero, hacia lo inferior. Es por eso, que se dice, que en la actualidad, hay dos entradas a la Salamanca con resultados diferentes, uno de ascenso y otro de descenso. La Salamanca, es para la TAZ argentina, el modelo de iniciación, en tanto se logre hallar "la otra puerta".

Retomando, la Selva de Montiel (llamada así, por lo impenetrable de la misma) fue el refugio de muchos, como Calandria, que se resistieron al cambio, a perder su libertad y apego a la tradición a causa – como dice un motivo popular entrerriano – de la reja del arado, de la división de la tierra y del alambrado. Estos matreros conservaron en pequeña escala parte de la figura que representaron en otro momento los Caudillos, puesto que tenían un respeto y comprensión hacia los pobladores, y estos terminaban siendo cómplices silenciosos de las aventuras de estos outsiders.

Cito aquí, un párrafo de la obra de teatro "Calandria" de Martiniano Leguizamón, estrenada en 1896. En este fragmento que leeré, habla el gaucho matrero frente a la tumba de su Madre:

"¡Triste destino el mío! .... ¡Sin un rancho, sin familia, sin un día de reposo! ... ¡Tendré al fin que entregarme vensido a mis perseguidores! ... Y ¿pa qué? ¿Por salvar el número uno? ... ¿Por el placer de vivir? ... ¡No, si la libertad que me ofrecen no had ser más que una carnada! No; no agarro. ¡Qué me van a perdonar las mil diabluras que le he jugao a la polesía! ¡Me he reído tanto de ella y la he burlao tan fiero! ... (Riendo) ¡La verdá que esto es como dice el refrán: andar el mundo al revés, el sorro corriendo al perro y el ladrón detrás del jues! ... ¡Bah ... si el que no nació pa el cielo al ñudo mira pa arriba!" (4)

Calandria no fue el único de estos gauchos matreros. Nuestro Atahualpa Yupanqui fue un gaucho matrero en los años ´30. Luego de una fallida revolución radical en la que participó, huyo a Entre Ríos y se ocultó en la Selva de Montiel. Fue en esa época que compuso la canción "Sin caballo y en Montiel".

Pero avancemos más en esta construcción de la TAZ en nuestra tierra. Si el gaucho matrero es una representación, en pequeña escala, del Caudillo, ¿dónde podemos hallar una figura de tal magnitud que cuadre con el modelo del anarquismo ontológico?. Podremos hallar verdaderas sorpresas en nuestra historia nacional. Una de ellas, es la del joven Juan Facundo Quiroga, el "Tigre de los Llanos", que por las descripciones que se hicieron sobre su persona, nos atrevemos a decir que fue uno de los primeros líderes anarcas que hubo en nuestra historia nacional.

Sarmiento, que conoció a Quiroga en su etapa juvenil -no ya la adulta donde se comenzaría a preocuparse por la forma organizativa que debía lograrse con la Confederación Argentina-, en su "Facundo", entre el odio y la admiración escribe estas palabras sobre Quiroga:

"Toda la vida publica de Quiroga me parece resumida en estos datos. Veo en ellos el hombre grande, el hombre genio a su pesar, sin saberlo él, el César, el Tamerlán, el Mahoma. Ha nacido así, y no es culpa suya; se abajará en las escalas sociales para mandar, para dominar, para combatir el poder de la ciudad, la partida de la policía. Si le ofrecen una plaza en los ejércitos la desdeñará, porque no tiene paciencia para aguardar los ascensos, porque hay mucha sujeción, muchas trabas puestas a la independencia individual, hay generales que pesan sobre él, hay una casaca que oprime el cuerpo y una táctica que regla los pasos ¡todo es insufrible!. La vida de a caballo, la vida de peligros y emociones fuertes han acerado su espíritu y endurecido su corazón; tiene odio invencible, instintivo, contra las leyes que lo han perseguido, contra los jueces que lo han condenado, contra toda esa sociedad y esa organización de que se ha sustraído desde la infancia y que lo mira con prevención y menosprecio. (...) Facundo es un tipo de barbarie primitiva; no conoció sujeción de ningún género; su cólera era la de las fieras ..." (5)

Y como todo anarca, Quiroga no era de los hombres que querían sentarse en un escritorio a gobernar lo que mucho le había costado conseguir. Sus batallas nunca finalizaron. Citamos nuevamente a Sarmiento:

"Quiroga, en su larga carrera, jamás se ha encargado del gobierno organizado, que abandonaba siempre a otros. Momento grande y espectable para los pueblos es siempre aquel en que una mano vigorosa se apodera de sus destinos. Las instituciones se afirman o ceden su lugar a otras nuevas más fecundas en resultados, o más confortables con las ideas que predominan. (...)

"No así cuando predomina una fuerza extraña a la civilización, cuando Atila se apodera de Roma, o Tamerlán recorre las llanuras asiáticas; los escombros quedan, pero en vano iría después a removerlos la mano de la filosofía para buscar debajo de ellos las plantas vigorosas que nacieran con el abono nutritivo de la sangre humana. Facundo, genio bárbaro, se apodera de su país; las tradiciones de gobierno desaparecen, las formas se degradan, las leyes son un juguete en manos torpes; y en medio de esta destrucción efectuada por las pisadas de los caballos, nada se sustituye, nada se establece". (6)

Aquí se ven con claridad los conceptos de H.B. de psiquismo nómade y de un retorno al paleolítico.

VI – Anarquismo Ontológico y Tradición

Hasta aquí, hemos trazado un paralelismo entre el concepto de la TAZ de H.B. y nuestra historia nacional. Nuestra tarea a continuación es ver a donde nos puede llevar el anarquismo ontológico.

Esta postura, la creemos positiva para el impulso de un Nihilismo Activo, que consistirá en construir bases de acción que son la TAZ: su acción es decontructora, de rechazo a los valores y estructuras de pensamiento de la Modernidad. El anarquismo ontológico ha sabido descubrir en la historia a los outsiders del sistema, y este tema, es una eterna preocupación de la filosofía política contemporánea. Por ejemplo, uno de los pensadores mas importantes del neoliberalismo, Robert Nozick, (7) recientemente fallecido, nos habla de un estado de naturaleza donde paso a paso se va construyendo el Estado Liberal ideal para la sociedad actual. Nos habla de una Asociación de Protección Dominante, donde unos trabajan y otros toman el papel de defender a la comunidad de los agresores externos. De allí, se pasa al Estado Ultramínimo, que tiene como objetivo, justamente, incorporar a los outsiders .. a los fuera de la ley. Supuestamente, para Nozick, los outsiders se integrarían a la sociedad al ofrecerles protección gratuita para que puedan vivir en paz, lo que denominó principio de compensación. Dicho intento teórico fracaso, sobrándonos ejemplos reales para comprobarlo históricamente. El anarca no necesita que nadie lo proteja. El es libre de vivir y morir en su propia Ley. (8)

El Anarquismo Ontológico ha tenido una importante repercusión en los jóvenes, y esta idea de la TAZ hasta fue llevada al cine. La película "El Club de la Pelea" con Eduard Norton y Brad Pitt como actores principales, nos presenta la atmósfera de una generación de jóvenes sin ideales, con futuro incierto y, sobre todo, la revelación absoluta de su propia soledad en el mundo. Allí, como en Doctor Jekill y Mister Hyde, hay un hombre que no se atreve a liberarse de sus propias cadenas, a vivir el mundo sin tratar de controlarlo.

Una película como el Club de la Pelea nos muestra que estamos solos, que no hay nadie allá afuera con los brazos abiertos esperándonos. Uno de los personajes de esta película, Tyler Durden, en su discurso donde inaugura su TAZ, el Club de la Pelea, viviendo en un edificio abandonado en ruinas y rodeado de jóvenes rebeldes, dice: Veo en el Club a los hombres más listos y fuertes, veo tanto potencial y veo que se desperdicia. Dios mío, una generación vendiendo gasolina, sirviendo mesas, esclavos de cuello blanco y todos esos anuncios que promueven el desear autos y ropas con marcas de un tipo que nos dicta cómo debemos vernos. Hacemos trabajos odiosos para comprar lo innecesario, hijos en medio de la Historia sin propósito ni lugar...

Como nos dice con certeza H.B.: "El capitalismo, que afirma producir el Orden mediante la reproducción del deseo, de hecho se origina en la producción de la escasez, y sólo puede reproducirse en la insatisfacción, la negación y la alienación." (9)

Y, en ese Club de la Pelea, los que lo integran, justamente, aprenden a pelear y no a huir ... aprenden a reconciliarse con su propio pasado, a vencer el miedo y la angustiosa realidad materialista; y en el fondo, siempre manifestándose una lucha existencial.

Julius Evola, en su obra "El Arco y la Clava", en oposición a ciertos movimientos juveniles modernos, describe una nueva orientación denominada anarquismo de derecha: aquí, nos habla de muchachos que no pierden su idealismo luego de pasar los 30 años. Jóvenes con un entusiasmo e impulso desmesurados, "con una entrega incondicionada, de un desapego respecto de la existencia burguesa y de los intereses puramente materiales y egoístas" (10). Una generación que puede hallarse en el presente, que asuman valores como el coraje, la lealtad, el desprecio a la mentira, "la incapacidad de traicionar, la superioridad ante cualquier mezquino egoísmo y ante cualquier bajo interés" (11); todos valores que están por encima del "bien" y del "mal", que no caen en un plano moral, sino ontológico. Es mantenerse de pie con principios inmerso en un clima social desfavorable, agresivo; capaz de luchar por una causa perdida con una fuerza y energía sobrenatural, que termina inspirando el terror en sus rivales, y entre estos quizás, uno que logre despertar ante lo que creyó como una amenaza. Pocos hombres como estos, serían capaces de detener ejércitos en algún acantilado de la antigua Grecia, o, en los tiempos que hoy vivimos, tomar una Isla del Atlántico Sur sin matar ningún civil o soldado enemigo.

Pero, a diferencia de H.B., la TAZ, el anarquismo ontológico sólo puede ser considerado como una estrategia para la aceleración de los tiempos; pero, dentro de esa TAZ, deberán recrearse los principios de una Orden, que deberá reconstruir el mundo arrasado basándose en los principios de la Tradición Primordial.

Lo que nos separará siempre de la postura anarquista frente a la tradicional, es la aspiración de edificar un Estado Orgánico, Tradicional, y a confrontar un igualitarismo de proclama con las Jerarquías Espirituales. Como en un tiempo estuvieron unidos el Socialismo y el Anarquismo en la estrategia revolucionaria, en el presente, el Anarquismo Ontológico sigue el mismo camino postulado por el pensador italiano Julius Evola, de cabalgar el tigre, de controlar el proceso de decadencia para estar presentes el día en que el Tiempo se detenga. Quizás, cuando llegue ese día, ambas posturas estén unidas en la tarea de construir una nueva Civilización que sea inicio de una nueva Era.

En similitud el caso argentino, sin un Juan Facundo Quiroga que comenzó a desafiar la autoridad iluminista del Partido Unitario, en los años ´20 del siglo XIX, sumergiendo al país en la anarquía junto con otros Caudillos, no hubiese llegado una década mas tarde, un Juan Manuel de Rosas a comenzar a edificar la Santa Confederación Argentina: ambos son parte del Ser y del Devenir; ambos parte de la "Barbarie" en oposición al anti - espíritu alienante de la "Civilización". El anarca y el Soberano Gibelino terminan juntos trayendo el alma del Desierto a las ciudades sin Luz interior.

No queremos concluir esta exposición sin volver a retrotraernos a nuestra tradición folclórica, a la TAZ que intentó resistir el avance de la Modernidad. Hoy, aquí reunidos, hemos conformado una TAZ. Y cuando cada uno de nosotros se haya marchado y las luces de este lugar se apaguen, la TAZ se disolverá para luego crearse en otros lugares. El espíritu rebelde del Martín Fierro, está en nosotros viviendo a través de todos estos años.

Concluimos con un fragmento de un poema con el cual nos identificamos, dedicado al gaucho Calandria, que murió peleando en su propia ley y soñando permanecer por siempre libre en su Selva de Montiel:

"En mí se ha reencarnado el alma de un matrero,

como la de Calandria, el errabundo aquél,

que amaba la espesura, igual que el puma fiero,

y que amplió las leyendas del bravío Montiel"

* * *

Notas:

  1. Hakim Bey. TAZ. Zona Temporalmente Autónoma. http://www.merzmail.net/zona.htm
  2. Hakim Bey. Ob. Cit.
  3. Idem.
  4. Leguizamón, Martiniano. Calandria. Del Viejo Tiempo. Edit. Solar/Hachette – Buenos Aires 1961. P..47.
  5. Sarmiento, Domingo F. Facundo. Civilización y Barbarie. Ed. Calpe – Madrid, 1924. p.106-107
  6. Sarmiento, Domingo F. Ob. Cit. p. 123.
  7. Nozick, Robert. Anarquia, Estado y Utopía. FCE – Buenos Aires, 1991.
  8. Existe una diferencia entre el anarquismo (los "ismos") y el anarca, concepción que esta mas cercana a la filosofía de Max Stirner. El escritor mexicano José Luis Ontiveros, nos da una explicación del mismo: "El anarca es un autoexiliado de la sociedad. El anarca es, también, un solitario, que cree en el valor incondicional y absoluto de los actos. A diferencia del anarquista, el anarca ha dejado de confiar en la bondad natural del ser humano, y en utopías y fórmulas filantrópicas que salven o rediman a la humanidad. Su ser se funda, en el sentido original de la voz griega anarchos "sin mando", pero su autoridad individualista reconoce principios como la disciplina y la moral de la guerra, su combate se libra contra cuando menos dos o tres enemigos, su ámbito es el bosque, el fuego, la montaña en donde el hombre debe abandonar la máscara de la sociabilidad, para retornar a la experiencia primigenia, al ser que se otorga a sí mismo la voluntad". Ontiveros, José Luis. Apología a la Barbarie. Ediciones Barbarroja – España 1992. p. 38.
  9. Hakim Bey. Ob. Cit.
  10. Evola, Julius. El Arco y la Clava. Editorial Heracles – Buenos Aires 1999. p. 244.
  11. Evola, Julius. Ob. Cit. p. 245.

Charla dictada el día 16 de Diciembre de 2004 en el Centro de Estudios Evolianos, Buenos Aires, Argentina

 

Entrevista con Evola. "Ave Lucifer". Elísabet Antebi

Entrevista con Evola. "Ave Lucifer". Elísabet Antebi

Biblioteca Evoliana.- La siguiente entrevista y la instrucción que precede, ha sido extraída del volumen "Ave Lucifer" de Elisabet Antebi, publicado en 1970 por Calman Levy y editado en lengua española por Martínez Roca en 1976 (páginas 225-250). El texto que sigue fue publicado como Capítulo I de la tercera Parte, con el título de "Las Eminencias Grises". Para los que conocen la biografía de Evola y su pensamiento, los errores, por desconocimiento y mala transcripción unos yvisiblemente deliberados otros, sutiles algunos y groseros los más, son extremadamenteevidentes y renunciamos a ponerlos de relieve. Si hemos decidido publicar este texto en la Biblioteca Evoliana es como muestra de toda una gama de textos desaprensivos e ignorantes que se publicaron sobre Julius Evola a lo largo de su vida.

"El cielo desciende sobre la tierra, las aguas se elevan hasta el cielo; s6lo las turbinas rompen este silencio metálico. Tal vez baste pronunciar una sola palabra para que el mundo estalle de aire y de r¡sa."

(Julius Evola)

"A nosotros, estos profesores y estos hermanos de la caridad que no hacen más que recordar mitos nórdicos no nos merecen ningún respeto... Me pregunta usted que por qué los soporto. Pues porque contribuyen a la descomposición”. Difícilmente podría encontrarse una definición que cuadrara mejor a uno de los personajes que maniobraban en la sombra de la Italia fascista: Julius Evola. Este aristócrata romano de amplia frente, manos estilizadas y ojos penetrantes, oficial de la reserva del arma de artillería, teórico de un peculiar racismo, dadaísta, fascista, heredero de Catón y de los antiguos romanos, fiel a la idea del Pontifex‑Rex; este hombre que hoy ignora  pretende ignorar el Black y el Flower Power; este personaje para el que la guerra de Vietnam es sólo un problema muy secundario, que quisiera ver saltar por los aires a dos continentes, que compara a Mao con Hitler y que proclama ideas de extrema derecha en una época en que el viento sopla de la izquierda; este hombre al que podríamos apodar el anti‑Wilhelm Reich por las ideas que expone en su Metafísica del sexo, tuvo su momento de gloria y una misión ‑oculta‑ que desempeñar en los círculos nacionalsocialistas y fascistas, donde trabó excelente amistad con Rosenberg, von Pappen, von Gleichen y Himmler, de un lado, y con Mussolini del otro. Filósofo tendencioso, pero importante, en el que se entremezclan las teorías más discutibles con las ideas más avanzadas, “il barone" Julitis Evola, paralítico a causa del estallido de una bomba que le interesó la columna vertebral, residente en el quinto piso de un austero palacio romano ha querido darnos una explicación completa de cuál fue su papel histórico y definir, conforme a sus ideas monárquicas y extremistas, los conceptos de "acción" y de "activismo” de "doctrina" y de "política” de “cristiandad" y de "antisemitismo", de "rebelión" y de "contestación” de "tradición", de "mujer" y de "revolución sexual".

¿Cuáles son en esencia, las ideas de Evola? Desde su adolescencia se interesó por los poderes mágicos. Antes de la guerra de 1939 fundó el grupo "Ur", dedicado al estudio de las técnicas mágicas. Los trabajos de dicho grupo todavía no son conocidos [comentario absurdo, dado que los trabajos del Grupo de Ur fueron publicados en tres gruesos volúmenes con el título de “Introducción a la Magia”]. Resulta difícil saber lo que piensa Evola de las potestades mágicas. La investigación en este campo sigue siendo un secreto. No es partidario de Aleister Crowley, pero tampoco parece repugnarle la magia negra; incluso se dice que en la oscura y tenebrosa morada del Corso Vittorio Enimanuele celebra cada semana una misa negra [comentario estúpido del plumífero que escribe estas líneas y que no merece siquiera ser comentado]. En su opinión, según afirma en Chevaucher le tigre, el otro mundo no es otra realidad, sino otra dimensión de la realidad. La obra del mago debe ser como la del artista, tal como la entendía Nietzche: "Enseñorearse de la confusión que somos cada uno de nosotros, constreñir al caos individual a convertirse en forma, matemática, leyes: [ ... ] nuestra suprema ambición."

Según la tradición védica, el Arbol del mundo hunde sus raíces en el cielo. Por consiguiente, está vuelto del revés y de él se desprende, gota a gota, el licor de la inmortalidad. Según la tradición hindú, el dios Agni cobró la forma de un gavilán, arrancó una rama del árbol y cayó fulminado. En Grecia, Prometeo robó el fuego celestial y un águila le devoró las entrafias. Gilgamesh se apodera del "fruto cristalino" que vino a buscar, pero no puede abandonar aquel lugar. Más afortunados, los ángeles caídos de que nos habla el libro de Enoc, descendieron sobre la cima del Hermón, y los iluminados transmitieron de forma progresiva la magia, el arte que sepulta sus raíces en el más allá.

La liberación de la mente y del sentimiento, operada mediante la ascesis del despertar, permite la acción ubicuitaria, la lectura del pensamiento, la "posibilidad supranormal aseverada en todas las tradiciones mágicas de atraer o liberar de uno mismo determinadas fuerzas sutiles y vincularlas a materias físicas específicas que se cargan con ellas objetivamente, al modo de condensadores espirituales."

Y es que, para Evola, la magia operativa carece de sentido si falta el trasfondo fundamental del esoterismo, aquel que permite ver lo que los demás no vislumbran. Para ilustrar de manera gráfica lo que es el conocimiento esotérico, Evola expone el siguiente ejemplo: dos amigos salen de excursión; uno de ellos se sube a lo alto de un peñasco y deja que su vista se extasíe en la contemplación de un paisaje maravilloso; el otro no ve nada. Entonces, aquél baja de su atalaya y ayuda al compañero a subir a la peña, y éste descubre la hermosa panorámica. En La Tradición hermética, Evola escribe: "Por definición, el iniciado es un ser oculto, y su senda no es visible ni penetrable. Llega del lado opuesto al que confluyen todas las miradas, y adopta como vehículo de su acción sobrenatural lo que parece más natural. Uno puede ser amigo, compañero o amante suyo, puede poseer toda su estima y confianza, pero no por ello deja de ser otro, distinto del que todos conocen. Sólo cuando hayamos penetrado en su reino nos daremos cuenta de este otro y es posible que entonces casi tengamos la sensación de haber caminado por el borde de un abismo."

El soporte esencial de toda su teoría es la “Doctrina del despertar". Para alcanzar esta iluminación (la raíz budh de Buda significa "despertarse"), es preciso aceptar una ascesis (de askein, "ejercitarse” o sea poner todas las fuerzas al servicio de un principio central. Si uno se aviene a rechazar la tentación de toda "mitología" religiosa, teológica o ética, es posible, bien permanecer en el mundo y convertirse en un "cakravartin", señor de la rueda, soberano universal, rey de los restantes reyes, o bien, renunciando al mundo, transformarse en el Sambuddha, el iluminado absoluto, "el que ha levantado el velo". El yo, principio supraindividual, se define por el "netineti”, "ni eso ni aquello"; o sea, por nada que pertenezca al mundo condicionado.

La muerte no es un problema; la vida no comienza ni termina. En una bella comparación, Evola la parangona al sonido de la cuerda del laúd, nacido del rasgueo, y que muere sin dejar de existir. 0, también, como una vela encendida con la llama de otra vela, sin que la primera sea distinta de la segunda. "No hay nada que esperar, nada que temer. El corazón no debe latir por obra del miedo o la esperanza."

¿En qué consiste el "despertar" de Évola? "Hay personas que, en determinados momentos, tienen la posibilidad de despegarse de ellos mismos, de ir más allá del umbral, de sumirse cada vez más hondo en las oscuras profundidades de la fuerza que sostiene su cuerpo y donde esta fuerza pierde su nombre y su individuación. Es en tales momentos cuando uno tiene la sensación de que esa fuerza se amplifica, recupera el yo y el no yo, invade toda la naturaleza, substantifica el tiempo, transporta miriadas de seres como si estuvieran ebrios o alucinados, adoptando mil formas distintas; fuerza irresistible, salvaje, inagotable, incansable, ¡limitada, consumida por una insuficiencia y una privación eternas”. Quien llega a tan temible percepción, semejante a un abismo que se abre de improviso a nuestros pies, se hace dueño del misterio del samsara y vive plenamente la anatta, la doctrina del no yo. Esa es, en esencia, la base de toda la doctrina del despertar."

Si bien "el tipo del asceta y del iluminado por el déspertar puede darse en el seno de cualquier casta” Evola cree que el budismo es, ante todo, una emanación de la casta guerrera de los Kshatryas. Y es, en este punto, donde difiere profundamente de las opiniones de René Guénon.

Este último nace en Blois, en 1886, de padres muy católicos, y cuenta diez años más que Julius Evola. Tan pronto se instala en París frecuenta el círculo de Papus y de los ocultistas, ingresa en la francmasonería, estudia las doctrinas hindúes y mantiene contacto con diversos eruditos. En 1912, y al igual que hicieran antes Henri de Monfreid, Lawrence de Arabia y Fernando Pouillon, se convierte al Islam. En 1921 publica su primer libro: Introduction á l'étude générale des doctrines hindoues. Se muestra hostil a las falacias espiritistas, a la teosofía y previene a Oriente ante la contingencia de un declive acelerado en Orient Occident, y más tarde, en Crise de la civilisation moderne. "Vivimos en el reinado de lo cuantitativo ‑dice‑; nos dedicamos a escarnecer los valores tradicionales, y entregamos el alma por un poco de bullicio y excitación. ¡Sustituimos los conceptos de «bien, y «verdadero» por la noción de «vida»!"

En El Cairo adopta el nombre de Cheik Abdel Wahed Yahia, conoce a Gide, que lo menciona en su diario, y vive en un retiro secreto junto con su segunda esposa, una mujer árabe. Guénon murió invocando a Alá. Hoy, su influjo se deja sentir cada vez con mayor intensidad. Pero si Julius Evola se vio profundamente influenciado por Guénon en lo tocante a sus ideas sobre la tradición y el esoterismo, siempre se mostró contrario al papel de Pontifez, según lo concebía Guénon, es decir, como intermediario entre el cielo y la tierra, como arca de la alianza. Para Evola, el kshatrya domina al brahmán. Concibe al hombre y al mundo como principios ternarios, trinidad que se encuentra también en los evangelios, donde el demonio tienta primero al cuerpo de Cristo, luego a su alma, y por último a su mente. Esta idea hallará un siniestro eco en su doctrina de la Sangre y de la Raza. En la parábola de los reyes magos, "el Mahánga ofrece a Cristo el oro y le saluda como «rey» (cuerpo), el Mahatma le ofrenda incienso y le saluda como «sacerdote» (alma) y,en fin, el Brahatma le entrega la mirra (bálsamo de la incorruptibilidad) saludándolo como «profeta» o maestro espiritual por excelencia."

En Evola todo parece reforzar ese poder del kshatrya y la preminencia del poder real sobre el poder sacerdotaL Recuérdese que Cristo pertenecía a la tribu real de Judá y no a la tribu sacerdotal de Levi. Por otra parte, "no debe considerarse como fortuito que la tradición hermético‑alquímica haya reivindicado para sí el arte real, y que haya escogido como el principal de sus símbolos el emblema regio y solar del oro". La edad de oro vendría a corresponder a la realeza, la de plata al sacerdocio, la de bronce a la violencia y a la guerra, y la edad de hierro (la nuestra), a la civilización profana.

Las ideas que sustenta Evola en esta materia las desarrolló sobre todo en El misterio del Grial y la idea ¡mperial gibelina: Arturo, nombre del rey de la Tabla Redonda, significa "oso", en céltico, y encarna la fuerza viril, en relación con la constelación polar (vemos asomar aquí las teorías hiperbóreas): "El elemento «polar», el elemento hiperbóreo y el elemento real convergen en la persona de Arturo." Los caballeros de la Tabla Redonda son doce, cifra del Zodíaco. En tal caso, Merlín vendría a representar el poder espiritual y trascendente. Por otro lado, "la sede del Grial se nos presenta siempre como un castillo, nunca como una iglesia o templo."

Pero para acceder a la iniciación del despertar se requiere, además, plantear la pregunta correcta. En este punto enlazamos con la idea de Gurdjieff. En efecto, se dice que un día el rey Federico recibió del preste Juan un ropaje incombustible, el agua de la eterna juventud y un anillo con tres piedras preciosas; pero el monarca no preguntó las propiedades de cada uno de ellos, limitándose a dar las gracias por el obsequio. Entonces, el preste Juan volvió a privarle del obsequio. Y es que los tres poderes: vivir bajo las aguas, ser invulnerable y tornarse invisible son las'tres potestades fundamentales del iniciado, grado que el rey Federico no había alcanzado. En una estampa de Da Barberino vemos representadas siete parejas, una de ellas andrógina: son los estados del ser en los respectivos niveles de iniciación. La misma búsqueda del Grial equivale a la busca de la palabra perdida en la masonería, del nombre de Dios en los judíos, del Soma hindú y del Haoma persa.

Pero es forzoso que el conocimiento iniciático permanezca oculto; de aquí los antiguos "misterios". El término "musticos" deriva de "Muein” que significa "cerrar", y, entre otras acepciones, "cerrar la boca" consiste exactamente en ocultar aquello que se tiene por ins6lito. Hoy hemos entrado en la era de Kali, la diosa maléfica, eri la edad de hierro, en el signo de Acuario. Por consiguiente, es preciso "cabalgar el tigre” y ello conforme a una fórmula del Extremo Oriente según la cual "si uno logra cabalgar a lomos de un tigre, impide que la fiera se arroje sobre él, y, además, si logramos aferrarnos y mantenernos firmes sin caer, incluso puede ocurrir que terminemos por dar buena cuenta de ella." Es también el símbolo degenerado del dios Mitra que hallamos en las carreras de los jóvenes frente a toros de cuya cornamenta pende la divisa de la victoria. Sin embargo, hoy, el hombre es constitucionalmente diferente de como era el mundo de la tra­dición. Evola se da cuenta de ello, pero no concibe ninguna auténtica salida.

"También, bajo el signo de la feminidad, encontramos todo el mundo telúrico y activista moderno; lo que predomina en él es una forma interior, antiaristocrática, de acción." Al contrario de André Breton, Evola no vislumbra el aspecto fecundo y rico en poderes ocultos de la mujer. Esta presenta siempre una doble faz: la de Atenea y la de Afrodita; la que sirve de guía y la pérfida; la fuerza vivif¡cante que permite al hombre acceder al conocimiento trascendente, o bien Orgeluse de Logrois, la que provoca la herida de Amfortas en la obra de Wolfram von Eschenbach.

Si en la entrevista que transcribimos a continuación puede parecer que nos apartamos del esoterismo, debemos precisar que ello no es cierto en modo alguno, ya que, para Julitis Evola, mujer, sexo, política, racismo y tradición derivan de la magia. Los guepardos no han muerto. He aquí "la palabra oscura del paisaje interior" del barón Giulio Caesar Evola, conocido como Julitis Evola:

‑Las ideas de René Guénon, que, por otra parte, usted tradujo al italiano, ¿ejercieron gran influjo en su pensamiento?

‑Sí, con la salvedad de que Guénon es un brahmán, como dirían en la India antigua, un pensador apartado del mundo, mientras que yo soy un Kshatrya, un guerrero, un hombre de acción.

‑En La crise du monde moderne éste es, precisamente, el reproche que Guénon formula al hombre occidental: el haberse convertido en un ser de acción inmediata, olvidándose de los valores espirituales, lo cual, según él, es una de las causas de la decadencia de Occidente.

‑Guénon admite que al principio había un poder único. Realeza y sacerdocio eran la misma cosa. Se trata de un fenómeno que se ha mantenido en países como Japón. Luego, Guénon comprueba ‑y yo estoy de acuerdo con él‑ que en un momento dado ambos polos se separan. Pero, según su idea, la condición normal sería la reincorporación al seno de la antigüedad primordial por me­dio de la realeza, la cual, al modo de autoridad suprema, recibiría el crismón de la casta sacerdotal, o sea de la Iglesia cristiana; y en eso sí que discrepo.

Según mis convicciones, la acción puede integrarse de forma autónoma a la vida espiritual. Estas ideas que ex­preso están contenidas en una de mis obras más importantes: Rivolta contro il mondo moderno, publicada en Italia, en 1934, y un aflo más tarde en Alemania. En ella tuve oportunidad de plasmar todas las luchas entre las fuerzas referidas, de un lado, a la tradición real, y de otro, a la tradición sacerdotal.

‑También aborda el tema en El Misterio del Grial.

‑Sí, quise demostrar que durante la Edad Media, en la literatura caballeresca y, sobre todo, en el ciclo de la Tabla Redonda, se aspiraba a recrear la unidad primordial bajo el signo de la realeza y de la acción, y que la razón más profunda de la lucha entre el Imperio y la Iglesia no es sólo, como pretende la historia, una cuestión de primacía temporal, sino la pretensión de soberanla que siempre mantuvo la Iglesia, y como señala Dante, la que tuvo el Imperio de asumir la dignidad sobrenatural de la Igle­sia. La historia del Grial es esencialmente hiperbórea y precristiana, al contrario de la interpretación que le han dado hombres como Wagner.,

‑Así, pues, ¿trata usted de descubrir en eso obra la auténtica tradición de Occidente?

‑Si. En La Crise du monde moderne, o en Autorité spirituelle, et pouvoir temporel, Guénon afirma que la tradición occidental es el catolicismo, y que las tentativas de recuperación por parte de Occidente deberían apuntar a devolver al catolicismo su dimensión metafísica y tradicional, ahora olvidadas.

Por mi parte, también creo que Occidente se ha orientado hacia la acción; por consiguiente, es más lógico formular una tradición bajo el signo de la acción que no de la contemplación.

A partir de Rebelión contra el mundo moderno mantuve una correspondencia regular con Guénon. El siempre me contestaba, pues era un hombre de exquisita cortesía, pese al violento cariz que adopta en el curso de sus polémicas.

‑¿Cuáles eran, en resumen, las ideas que exponla usted en su libro?

‑No era un panfleto, como el título podría inducir a creer; es un título liviano y superficial, como las famosas "contestaciones" de hoy. En la primera parte, "El mundo de la tradición", tomo como base el estudio comparado de los textos que van desde el Extremo Oriente hasta la Edad Media, desde Egipto al Perú, y del Perú a los antiguos mitos nórdicos, y trato de descubrir las constantes de diferentes fuerzas tradicionales cuya característica general era la de sostener que toda la vida estaba orientada de arriba abajo. En la segunda parte, "Génesis y semblante del mundo moderno” esbozo una especie de metafísica de la historia, desde la prehistoria hasta nuestros días. No intento ser original, sino que pretendo ver qué es lo que puede sacarse en limpio de una cierta ensefianza casi impersonal, pero que existe.

‑¿A qué llama usted una cierta enseñanza casi impersonal?

‑Seguimos un mecanismo de involución y no de evolución. Desde el punto de vista espiritual, la historia experimenta un mecanismo de degradación más que de progreso...

‑...Lo que escribe usted en Metafísica del sexo: «No es el hombre el que desciende del mono, por evoluci6n, sino que el mono proviene del hombre por involución." Al igual que piensa usted de Maistre, nosotros también creemos que los pueblos primitivos no son los pueblos originales, sino vestigios degenerados, crepusculares, nocturnos, de razas más antiguas hoy por completo extintas.

‑Exactamente. Y mi punto de vista se basa en la doctrina de las cuatro edades, que hallamos en todas las traiciones: hindú, germánica, griega, etc. Es una doctrina carente de autor, de paternidad y, por lo tanto, impersonal; pero tiene ese carácter de constancia que descarta la pura coincidencia.

‑Antes de concentrarse de manera específica en el estudio de las ciencias tradicionales, usted ejerció actividades que hoy llamaríamos inconformistas. Oriundo de la nobleza romana, de repente se convierte usted en dadaísta. ¿Por qué?

‑En Il cammino del Cinabro relato ciertos episodios de mi vida, mi itinerario espiritual. Son anotaciones que hubieran debido aparecer después de mi muerte; pero, por desgracia, mi editor no quiso esperar hasta entonces. Un oscuro deseo de liberación, de afán hacia un difuso más allá, me impulsó a interesarme en la vanguardia de la época, por lo que había en ella de anárquico, de anhelo de escapar de los módulos aceptados. En Italia, antes de la Primera Guerra Mundial, estuvo de moda el futurismo. Pero se continuaba atribuyendo demasiada importancia a lo sensorial, a una especie de impresionismo arrebatado y vehemente.

Así pues, primero conocí el dadaísmo indirectamente, a través de la revista Dada, impresa en Zurich y, más tarde, entré en contacto con Tristan Tzara.

‑¿Qué supuso para usted la experiencia dadaísta?

‑Me adherí a este movimiento por su carácter de tendencia‑límite y no en tanto que movimiento artístico. Si se pretendía obrar con seriedad, era imposible mantener eternamente aquella actitud. Uno termina por desandar lo andado, como hicieron Aragon, Breton y, en parte, el propio Tzara; o bien opta por el suicidio, lo que no deja de ser una solución coherente; o se prescinde de todo, que es lo que yo intenté hacer, dentro de mis posibilidades. A partir de 1922 me separé de los dadaístas.

‑¿Nació su interés por la magia en aquellos momentos?

‑Yo poseía ya una cultura oriental, pero poco especializada. justamente después de mi experiencia dadaísta publiqué mis dos libros sobre el individuo absoluto, obras que no aconsejaría leer a nadie porque están escritas con la clásica jerigonza universitaria. Fueron editadas hacia 1930 y cuando quise releerlas, treinta afíos después, tuve que hacer un verdadero esfuerzo para concluir la lectura. Pero, por aquellas mismas fechas, también escribí Ensayos sobre el idealismo mágico, expuestos en la línea de las ideas de Novalis. Por aquel entonces, todo el mundo, en Italia, andaba embarcado en el neohegelianismo de Croce y otros filósofos italianos. Yo conocía algunas obras de cuya existencia apenas tenían noticia los propios franceses, como las de Lachelier, Lagneau, Weber. Lachelier, en particular, decía: "La filosofía moderna es la reflexión que conduce al reconocimiento de su impotencia y a la necesidad de pasar a la acción para resolver sus problenias."

‑¿Y fue, entonces, cuando fundó usted el grupo Ur?

‑"Ur" se ocupaba esencialmente de esoterismo. Intentamos organizar un reducido círculo operativo, absolutamente técnico y privado.

‑¿Por qué ese nombre «Ur"?

‑Esta apelación puede ser la raíz de la palabra "fuego” pyr en griego, y uro en latín. También es el prefijo que, en alemán, significa "primordial". Este grupo desarrolló su actividad en el periodo 1928‑1929. Yo tomaba anotaciones, que luego publicamos en un libro hoy agotado: Introducción a la magia.

‑¿Qué entendía usted, entonces, por filosofía de la acción?

‑Cuando me centré en el estudio de las tradiciones fundamentales, escribí, hacia 1925, El Yoga del Poder. No se trataba de activismo, sino de una superaci6n de la condición humana.

‑¿Conoció usted a Gurdfleff?

‑No, personalmente, pero creo que era más importante lo que hacía que lo que decía. No conviene prestar demasiados oídos a los sujetos que han sido algo en la vida. Se corre el riesgo de que aquéllos no tengan la suficiente cultura para exponer sus ideas o soslayen el verdadero núcleo de su personalidad.

‑En una obra reciente, Werner Gerson escribe: «Según se dice, Evola fue consejero oficioso de Mussolini en materia de romanidad esotérica y de resurrección del Imperio concebido al estilo gibelino. A partir de 1936, fue el director iniciático de un Comité de Acción para la Universalidad de Roma (CAUR), el cual, tras un congreso mundial celebrado en Erfurt, se convirtió en un asociado del Weltdienst nazi que dirigía el coronel Fleischauer." ¿Qué hay de verdad en todo ello?

‑Eltal coronel Fleischauer era un antisemita antimasónico. Yo fui invitado al Congreso de Erfurt en calidad de observador, pero sin tomar parte activa en el mismo. Por otro lado, allí conocí a los miembros de la Revue Internationale des Sociét¿s Secrétes, de Monseñor Jouin.

A diferencia de R. Guénon, yo no me limité a exponer doctrinas tradicionales, sino que traté de indagar cuáles podían ser las posibilidades de llevarlas a la práctica. Guénon era un hombre prudente, un contemplativo, que a pesar de oponerse a todas las academias habidas y por haber, hubiera podido ingresar en la Sorbona.

Por consiguiente, analicé las consecuencias que podían derivarse de las doctrinas tradicionales en el sentido de una organización social y política del Estado. Vistas así las cosas Rivolta contro il mondo moderno puede considerarse como el texto fundamental de la WeItanschaung de un fascismo purificado. Antes, allá por los afíos treinta, publiqué un panfleto rebosante de pathos revolucionario y anarquista, Imperialismo pagano, editado con un "Apéndice polémico sobre la reacción del partido güelfo", en el que confrontaba al fascismo con el siguiente dilema: o bien se dedican ustedes a bromear y a parlotear sobre cuestiones banales, o bien se plantean en serio la idea de "romanidad" (o sea, de tradición romana), como alma que es de su movimiento. En este último caso, deben solventar la cuestión del cristianismo, en la medida en que vuestra moral quedará vinculada a las realidades paganas, incompatibles con una visión católica de la vida.

Este panfleto desencadenó un escándalo. El Osservatore romano, órgano del Vaticano, pidió explicaciones al fascismo. Hubo una revista católica que publicó como folletín Respuesta a Satán. Después de todo ese alboroto, en el extranjero empezaron a fijarse en mí, y creyeron que yo era la eminencia gris del fascismo...

‑Y en Roma continúan pensando así...

‑Rosenberg fue el que más. Por lo visto, creyó que yo era su par italiano. Todo era mentira.

‑¿Y todavía lo es?

‑Atienda. Rivolta contro il mondo moderno era una obra mucho más seria que este panfleto, y no tuvo ningún eco en Italia. En aquellos días, la cultura fascista estaba por los suelos. Se gritaba "viva el Duce” y nadie se preocupaba de las cuestiones doctrinales. Se produjo, entre otros, aquel escándalo de la creación de una Academia italiana calcada sobre el modelo de la Academia francesa, y en cuyo seno todo el mundo era antifascista o agnóstico. El propio Mussolini era un socialista ateo, influido por Sorel y Nietzsche.

En consecuencia, fue en Alemania donde el libro tuvo gran repercusión. La situación allí era muy distinta. Re­queriría demasiado tiempo analizar las fuerzas en presencia, cuando la génesis del nacionalsocialismo. El hecho más importante era que la cultura alemana, aparte ciertos matices académicos y pedantes, estaba sensibilizada al mito y al símbolo, al contrario que los italianos, racionalistas y católicos. En nuestro país, sólo el filósofo Gian Battista Vico, en el siglo XVIII, constituyó una excepición, mientras que en Alemania el romanticismo preparó el terreno.

De otro lado, quedaban los vestigios de una sociedad feudal, el prusianismo y sus ambiciones, la nostalgia del Deutsche Ritterorder de los Caballeros de la Orden Teutánica. Todos esos medios estaban interesadísimos en mis ideas, tanto más cuanto que yo partía de la idea de una raza boreal primigenia más que de una raza aria. Por lo demás, el término "ario" pertenece al vocabulario filosófico.

‑Tengo entendido que conoció usted a Himmler, ¿no es cierto?

‑Sí; demostró por mí un interés especial. En la última fase del nacionalsocialismo, se produjo un encuentro bastante curioso entre el ala conservadora, representada en especial por la Reichswehr, o sea el ejército, y el Herrenklub, el "club de los señores” que presidía el barón von Gleichen, con el cual me unía una íntima amistad. Así pues, a partir de 1935 fui invitado a Berlín. Cada semana, el círculo de los Junkers invitaba a una personalidad, alemana o internacional. Por lo demás, quiero precisar que si alguien se imagina que los concurrentes eran unos gigantes rubios de ojos azules, se hubiera llevado un gran desengaño, pues la mayor parte eran individuos obesos y de corta estatura. Después de la cena y del ritual de los brindis, el invitado tenía que pronunciar una conferencia. Y así, mientras aquellos señores fumaban sus cigarros y bebían a pequeños sorbos su jarra de cerveza, yo hablaba. Fue entonces cuando Himmler tuvo noticias acerca de mí. Tenía el proyecto de recrear las excelencias del orden teutónico y dotarlo de una base filosófica. La noche de los cuchillos largos, del 30 de junio de 1933, en que murieron asesinados Röhm y los mandos de las SA, se produjo porque aquel había reprochado a Hitler su complicidad con los "barones de la industria y del ejército” y porque quería desembarazarse de la Reichswehr prusiana y reaccionaria para sustituirla por un ejército revolucionario y social, al estilo de Mao Tsé­tung.

A partir de entonces, las SS cobraron mayor impor­tancia, y se convirtieron en una especie de Estado dentro de otro Estado gracias a Himmler, que andaba de acá para allá pregonando las excelencias del orden; de un orden fundado en la idea de la raza. Tuvo lugar entonces un acercamiento entre el Herrenklub y las SS. A todo lo cual hay que añadir la importancia que revestía la comisi6n de la Ahnenerbe, o "legado de los ancestros". Bajo el signo de este acercamiento Himmler celebró, entre 1937 y 1938, una serie de conferencias en grupos reducidos para la oficialidad de las SS, en las que participé como invitado. Además, conocía íntimamente al canciller von Pappen y, en Austria, a Karl‑Anton von Rohan.

En este medio, opuesto al "populismo dictatorial" del nacional‑socialismo' mi obra fue muy bien acogida. Por otro lado, siendo extranjero e italiano podía decir cosas que hubieran enviado a cualquier otro a un campo de concentración.

Y, sin embargo, mi doctrina de la raza no era la misma que la de los alemanes. Su concepción de la unidad ‑equívoca‑ del alma y del cuerpo, los llevaba a determinar las cualidades morales a partir del fondo biológico. La concepción de la raza corresponde, a todas luces, a la concepción que uno tiene del hombre. Desde el punto de vista tradicional, el hombre no es "bios", vida, materia animada. Los tres elementos fundamentales siempre han sido el cuerpo, el alma y la mente. Por lo que toca a la cuestión judía, la cosa adquiere matices un tanto especiales puesto que interviene una serie de factores sociales. Pero ser ario no es patrimonio exclusivo de un pueblo. El concepto de una "raza alemana" es absurdo.

‑¿Podría usted precisar su ideario a propósito del problema judío?

‑En El mito de la sangre esbozo el curso de la historia de la raza humana, desde la antigüedad hasta Hitler. En ella dedico todo un capítulo a los judíos, que corresponde al ensayo, publicado en Alemania sobre la Studenten judenfrage, sobre la génesis del hebraísmo como fuerza destructora.

‑Y, según usted, ¿cómo se manifiesta esta fuerza destructora?

‑El judío es un ser desarraigado. El más peligroso no es el hebraísmo tradicional, sino el que carece de patria, de,plataforma visual. Según el Antiguo Testamento, Jehová prometió a Israel todas las riquezas de la tierra y una vara de acero para gobernar el mundo. Ahora bien, resulta que este pueblo que se consideró a sí mismo como el pueblo elegido, como el primero, se ha visto confinado al último lugar, perseguido. Este sentimiento de odio enraizó en el inconsciente y determinó ciertas formas de comportamiento. Como Marx, creen estar en posesión de una cierta ideología, pero esta desazón deriva de una impugnación profunda de todo lo existente.

‑¿Es en esta acusación formal de la "raza judía" cuando usted entroniza determinados valores tradicionales, como la cábala?

‑No, por supuesto. En el plano de la tradición sería un tanto frívolo crear oposiciones de esa índole. Sólo las formulaciones son diferentes. A determinados niveles se produce un acuerdo entre "los que saben". Pero, por otra parte, los judíos oscilan sin cesar entre su naturaleza pri­maria, de apetitos groseros, carnales, y sus aspiraciones de redención. Unos optan así, por el rigorismo ascético y detestan lo carnal; este es uno de los elementos que el judaísmo ha transferido a la religi6n cristiana. Por otro lado, se dan cuenta de que lo absoluto va en contra de la realidad, y entonces se hunden en esta realidad pecaminosa, buscando coartadas para proyectar este fracaso en otros pueblos.

Con esos dos ingredientes de su idiosincrasia: el impulso de rebeldía nacido de un complejo de resentimiento, de un lado, y esta Schadenfreude o placer maligno que les produce subrayar la falsedad de los ideales de otros pueblos, se puede llegar a Freud o a Max Norda.

‑En tal caso, el ideal de trascendencia que usted pro­pone ¿se opone al análisis freudiano de las profundidades del inconsciente?

‑¡Querrá usted decir de los bajos fondos! Con una especie de obsesión enfermiza, Freud indaga cuanto de subpersonal hay en el hombre. Sería preciso psicoanalizar el psícoanálisis.6

‑¿Y sus teorías no llevan a Auschwitz? En una conversación que sostuvimos con anterioridad, usted me confesó que condenaba las atrocidades cometidas por los alemanes. ¿Acaso una cosa no conduce a la otra? ¿No cabría considerar como profético este verso que usted escribió en 1921: "Somos asesinos de manos carbonizadas que contemplamos el sol?»

‑Al principio, en Alemania, sólo se pretendía un apartheid.

‑¿De modo que favorece usted la existencia del Estado de Israel?

‑Si es que existen judíos peligrosos, desde luego no son los que habitan en Israel, cuyas gentes trabajan, se organizan y dan prueba de extraordinarias dotes militares. Los peligrosos son aquellos que habitan en las grandes urbes de Occidente, a los que la democracia deja libres las manos. Por otra parte, en el caso de que alguien pretendiera hoy replantear la cuestión judía, llegaría tarde, pues ya no existe. Como le decía, opino que es mucho más importante la cuestión de la raza “interior". Por lo demás, las actitudes por las que se juzgaba indeseables a los judíos se hallan en la actualidad tan extendidas entre los buenos arios, que sería injusto y carecería de justificación proceder encima a una discriminación.

‑¿Tuvo usted amigos de raza judia?

‑Sí; sobre todo amigas. Si ha leido usted Sexo y carácter, de Weininger, comprenderá el porqué. Weininger, cuya obra traduje al italiano, es un judío que procesa a los demás judíos. Ante todo, señala, es preciso determinar con carácter previo quién es judío, del mismo modo que se establecen las propiedades del triángulo sin tener en cuenta el triángulo de la realidad. Luego, según ese esquema, hay que examinar en qué grado se halla extendida la condición de judío. Los judíos siempre han tenido necesidad de sobrevivir y de saber mentir. Ahora bien, Weininger, que pertenecía a esta raza de ascetas a que antes me refería, y que consideraba a la mujer como un instrumento del diablo, realiza una extraña comparación entre la mujer y el judío: el hombre es a la mujer, dice, lo que el ario es al judío. La mujer miente como miente el judío, y, por lo tanto, nadie es mujer a tan justo título como la hembra judía.

También profesé una gran estima a Michélstaedter, hijo de un judío de Goritzia, autor de un libro sobre la filosofía de la idea pura. Al igual que Weininger, se suicidó a los veinticinco años, y su sobrino, amigo mío, también se suicidó a la misma edad. Teniendo en cuenta su dualismo, estos seres atravesaban una profunda crisis, y terminó por producirse un chispazo, un cortocircuito.

‑Volvamos al capítulo de sus relaciones con Mussolini.

‑Durante la época en que yo pronunciaba conferencias en Alemania, Mussolini empezó a interesarse por el racismo. Por tres razones:

*Italia había conquistado Etiopía. Se trataba de fomentar una especie de orgullo nacional entre los colonos italianos para evitar el mestizaje. Este tipo de racismo se parecía menos al racismo fanático alemán que al racismo sutil que los ingleses practicaban en sus colonias.

*En segundo lugar, Mussolini se dio cuenta de que una revolución no pasaba de ser una humorada sin la imagen previa de un hombre "nuevo", Il nuovo Italiano. Todo ello, partiendo de la base de que si se inculca una idea de forma sistemática y pertinaz, ésta termina por ejercer una influencia en la realidad física.

justo al comenzar la guerra, Mussolini leyó mi Síntesis de una doctrina de la raza, obra en la que yo exponía las teorías que antes había explicado en Alemania, y me mandó llamar. Aquello fue en verano, y por esa época yo tenía la costumbre de recorrer los glaciares en compañía de algunas muchachas, sin dejar ninguna dirección. Cuando, al fin, fui conducido a presencia de Mussolini, éste me espetó todo un discurso en presencia del ministro de Cultura Popular para felicitarme y pedirme que colaborara con él. Yo le dije: "Pero Duce; yo no soy fascista” pues es lo cierto que jamás he estado afiliado a ningún partido, y tanto en Italia como en Alemania, me limitaba a prestar mi apoyo a los movimientos en los que tenía esperanzas de poder inocular fuerzas positivas.

‑¿Y cuáles eran, en su opinión, estas posibilidades positivas?

‑Todas se hallan expuestas en El Fascismo. Ensayo de un análisis crítico desde el punto de vista de la derecha.

Escribí este libro pensando, sobre todo, en los alemanes ‑proseguí diciendo al Duce‑; pero puesto que usted aprueba las ideas que en él se exponen, tal vez sería útil ejercer a nuestra vez, un influjo sobre los alemanes. No hay ningún pueblo europeo de raza pura; por lo tanto, se trataría de realzar el elemento dominante como configurador de los restantes. Con este criterio se planteó en Alemania el mito de la Aufnordung, o sea la "nortizacíón". En el caso de los romanos, predominaba el elemento ario‑romano. "Además, le propongo la creación de una revista ¡talo‑alemana que se llamaría Sangre y Espíritu." Mussolini dio su conformidad. Yo me encargaría de todo lo relativo a Italia y Rosenberg y Gross de la problemática alemana. Por desgracia, el proyecto no llegó a prosperar.

‑¿Cuál era la posición de Himler?

‑Las SS pretendían adueñarse de los centros neurálgicos del Estado, lo que provocaba una tensión entre ellas y el partido nazi.

‑¿Qué impresión le causó? ¿Qué aspecto tenía?

‑Feo. De corta estatura, usaba quevedos, rostro mongólico. jamás lo hubieran admitido en el cuerpo de haberse presentado voluntario.

‑¿Y Mussolini?

‑Cuando tenía que entrevistarse con alguien, en un plano no estrictamente político, procuraba documentarse y asimilar unos cuantos conocimientos que le permitieran salir del paso. Así, mientras yo hablaba, él manifestó su entusiasmo, diciendo: "Estos tres 'grados de la raza se corresponden por entero con los de Platón en su República: en la base de la pirámide se encuentra la masa, que el caudillo necesita; en segundo lugar, los guerreros, la fortaleza de ánimo y, por último, la raza superior: los pensadores y los artistas". A lo que yo repuse: "Un momento, Duce; Platón situaba a los poetas en la base de la pirámide" No volví a verlo hasta su liberación en el Gran Sasso por Skorzeny. Por aquel entonces, yo me encontraba en el cuartel general de Hitler en compañía de otros italianos.

Por mi parte, me distancié del movimiento fascista en el momento en que se procedió a instaurar una república socialista, pues yo era, ante todo, antisocialista y monárquico. Luego fui herido, y sólo asistí de lejos al final de los acontecimientos.

‑¿Se desinteresa usted, hay, de la evolución del mundo?

‑No, en absoluto. Se me considera como el enemigo público número uno de la democracia y del comunismo, y todavía soy más intransigente que antes. En Los hombres y las ruinas planteó la idea fundamental de la gran tradición europea ‑más allá de la oposición fascismo-antifascismo‑, los principios de autoridad de un poder legítimo y la forma y las condiciones de la unificación europea. Escribí este libro para los hombres que todavía se sostenían en pie entre las ruinas. El prólogo está escrito por el comandante príncipe Borghése, jefe de los servicios especiales de la marina, quien, durante la guerra, se dedicó a hundir, con sus hombres rana, acorazados ingleses en el puerto de Alejandría.

‑Dejando a un lado los libros, ¿mantiene usted contacto con los movimientos de extrema derecha?

‑Hace unos años surgió la posibilidad de instaurar en Italia un gobierno tradicional de, signo conservador. En efecto, se fundó un "Movimiento social italiano", integrado en parte por antiguos fascistas, pero también por gente joven, que son los que combaten el comunismo en la calle y en la Universidad. Cuenta con unos dos millones de afiliados.

‑¿Mantienen algún contacto con el NPD alemán?

‑No. Almirante, que sucedió a Michelini en el mando, aboga por una cierta autonom,a. Pero otro grupo, "Ordine nuevo” ha adoptado por entero mis ideas. Nuestra tentativa para publicar una revista llamada reaccionario acabó por irse al traste.

‑Dado que es usted un inconformista integral, ¿es partidario de la "revolución sexual"?

‑Siempre he pugnado contra los tabúes burgueses y jamás contraje matrimonio; pero el movimiento de que me habla es una aberración. Wilhelm Reich, Fromm, Luigi Demarchi, que elaboraron las primeras teorías, querían hacer de la sexualidad un elemento para consumo de las masas, democratizarlas. Reich estima que todo lo sadomasoquista es perversión; cosa que no es cierto. El sadomasoquismo es perversión cuando condiciona una experiencia; pero puede ser uno de los aspectos fundamentales de la misma. Reich habla de un complejo de Nirvana, según el cual, el impulso destructor sería producto de la represión; cuando la carga sexual se halla demasiado comprimida, esta impulsión tiende a manifestarse. Creo, por el contrario, que en toda experiencia sexual auténtica, hay que pensar en la iniciación mística. La verdadera fórmula de una unión, incluso profana, radica en el famoso Cupio dissolvere et dissolvi, destruir y destruirse. So pretexto de valorizar el sexo, se le primitiviza y pierde todo su impacto mágico y sagrado.

‑Al igual que Wilhelin Reich, aunque en el bando opuesto, su visión del sexo se convierte en el núcleo en torno al cual cristaliza su Weltanschaung, ¿no es as!?

‑En efecto. En esta materia, como en todas, la máxima puede ser: "Me permito todo aquello a lo que puedo renunciar." Si uno está seguro de su poder, no existen barreras. Pero sólo en ese caso.

‑¿Hay en su sistema, un puesto para la homosexualidad?

‑Es la consecuencia o resultado tipo de la vía democrática. Para Reich, la homosexualidad, como las restantes perversiones, es algo lícito. Y conste que no las llamo perversiones desde un punto de vista moral, sino metafísico. Aparte de la homosexualidad biológica ‑lo que Magnus Hirschfeld llamaba la Zwischenform‑ en que el amor normal se convierte en anómalo, hay otra de tipo aberrante: el aspecto fundamental en unas relaciones profundas y completas es la polaridad, ya que, repitámoslo, el erotismo es magia antes que nada. Este magnetismo bipolar será tanto más importante cuanto mayor sea la diferencia entre ambos polos.

‑El filósofo Raymond Abellio, que distingue la "mujer original" de la "mujer última", le reprocha el que sólo tenga usted en cuenta la "mujer absoluta"...

‑Es un simple punto de vista. Como ocurre con el triángulo absoluto del que parte Weininger para estudiar la naturaleza de todos los triángulos de la realidad. Es posible subrayar el papel que corresponde a la mujer si recurrimos a los postulados alquímicos. El grado supremo es un grado al que la mujer no puede acceder ‑también los derviches islámicos dan fe de ello‑, lo cual, por otra parte, a ella le tiene sin cuidado. Según el esquema de la gran Obra hay que recorrer las tres fases del negro, blanco y rojo. La primera es el régimen de Saturno; la segunda, la de la Luna, la mujer, la del mercurio, y, la úl­tima, es la del hombre, la del Sol y el azufre. Para que el hombre alcance la purificación, al igual que la del oro, ante todo es preciso destruir la forma del yo durante la fase del negro, también llamada fase de la putrefacción. En la segunda fase, aquél se libera bajo el signo de la mujer. Pero en la tercera, el hombre, que parecía muerto en este baño de "leche de la virgen” resucita y reacciona contra la fuerza que lo ha liberado. En cuanto a la mujer, per­manece en la fase de iluminación mística.

‑En tal caso, esa ascensión está reservada a una élite. .,.

‑No es posible democratizar el sexo ni la magia, los cuales, por otra parte, están estrechamente unidos. En La Metafísíca del sexo he pretendido mostrar una serie de experiencias en las que la fuerza sexual no dimana de la libido freudiana, sino de la trascendencia.

En L'Arco e la Clava titula usted uno de los capítulos: Libertá del sesso y libertá dal sesso". Eso, en francés, tiene el mismo significado. ¿Y en italiano?

‑Quiero decir, con ello, que no basta con liberar el sexo, sino que es preciso liberarse del sexo; liberarse de una persona en el plano sexual es una realización superior En parte, encontrará usted ejemplo de ello en Histoire d'O. La noción de familia, tal como se entiende hoy, es otra cosa absurda, un proceso de disolución. Con tal de que la emancipación de la mujer no sea una mera emancipación, necia y destructora, en el dominio de lo práctico, sino que se trate de una independencia interna, la pareja cobra un aire de dignidad que respeta la individualidad de cada cual, sin dejar de mantenerla unida en el terreno de la sexualidad. Para la mujer que entiende así la unión, ' el problema más bien radica en virilizarse mediante el dominio interno y en renunciar a preservar su feminidad. Ambas cosas no se consiguen con facilidad; pero es el supuesto ideal.

‑Simone de Beauvoir ha escrito un libro en que una "invitada" se introduce en la pareja. ¿Cree usted que una "invitada" puede destruir el núcleo de una pareja?

' ‑No, siempre y cuando el hombre y la mujer no sean cartas de un juego que se apoyan unas contra otras, sin consistencia propia. En este caso ideal, uno puede permitirse algunos "Seitespriinge”, ciertas diletancias. Pero cuando no se está seguro de uno mismo, entonces conviene amar a varias personas, al objeto de no ligarse a una sola.

‑Usted habla con frecuencia del tantrismo...

‑La disciplina interior del tantrismo no apunta de forma exclusiva hacia el otro mundo, sino hacia todo género de cosas, y sabe obtener un antídoto para cualquier veneno, lo cual es aplicable a la sexualidad, pero, también, a todos los restant

Entrevista inédita con Julius Evola. : "Yo, Tristán Tzara y Marinetti"

Entrevista inédita con Julius Evola. : "Yo, Tristán Tzara y Marinetti"

Biblioteca Evoliana.-  La primera época de Julius Evola (después de la I Guerra Mundial y hasta el inicio de los estudios sobre el "idealismo mágico") está presidida por su adscripción al dadaismo. Esta época tiene una importancia particular por que enlaza con la últimna de "Cabalgar el Tigre": en ambas el espíritu antiburgués es el elemento dominante. Esta idea es la que subyace de la entrevista realizada por la TV suiza y encontrada por Marco Dolcetto, de quien la hemos traducido. Estos fragmentos de la entrevista fueron publicados por  L'Italia Settimanale, n 25/1994 y reproducida en Synergies Européennes, Vouloir (Bruselas), en Agosto de 1994.

 

Entrevista inédita con Julius Evola:
Yo, Tzara y Marinetti

Documento encontrado por Marco Dolcetta

Publicamos aquí algunos extractos de una entrevista televisada inédita de Evola, transmitida en las ondas en 1971 por la TFI, la televisión suiza en lengua francesa. Esta entrevista recordaba a los telespectadores el período de Evola como pintor dadaísta.

En marzo de 1971 frecuentaba en París la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales para obtener un doctorado en filosofía política. Pero el cine y la televisión me interesaban también. Un día, discutiendo con Jean-José Marchand, realizador de la ORTF «Los archivos del siglo XXI» y esta discusión no condujo a una colaboración fructuosa. Los dos estábamos animados para ir al encuentro de Julios Evola. Queríamos introducirlo en una serie de entrevistas sobre los puntos importantes del dadaísmo. Organicé esta entrevista que duró bastante... Inicialmente, Evola no era enteramente hostil, sino que permanecía escéptico. Luego, en un francés impecable, me habló durante largo tiempo de la experiencia dada y de las doctrinas esotéricas. De este largo diálogo, la televisión solamente emitió tres minutos…

Para la posteridad debo señalar que Evola rechazó responder a dos cuestiones. La primera: «En el Libro del Gotha que pertenecía a mi antiguo compañero de colegio en Ginebra, Vittorio Emanuele de Savoia, y su padre Umberto, no se mencionaba a ningún Barón Evola ¿Verdaderamente es usted barón?". La segunda: "Por qué, en la Edición Hoepli de 1941 de su libro «Síntesis de la Doctrina de la Raza» usted puso en una ilustración el retrato de Rudolf Steiner, sin mencionar su nombre, señalándolo como un eemplo de raza nórdico-dinárica, de tipo ascético, dotada de un poder de penetración espiritual?". Ese día comprendí que Steiner había cesado de interesarle. Evola me causó una gran y buena impresión. He aquí algunos extractos de nuestra larga entrevista...

Hablemos de dadaismo. ¿Qué manifestaciones ha tenido este movimiento en Italia y cuál ha sido su contribución personal al dadaísmo?

Es preciso primeramente subrayar que no hubo movimiento dadaísta en Italia en sentido propio. Hubo un primer grupo unido en torno a Cantarelli y Fiozzi que había publicado una pequeña revista llamada Blu, que tenía como colaboradores a los dadaístas; pero es el propio Tzara quien me indicó su existencia. Más tarde aporté mi colaboración a pesar de que esta revista apenas publicó tres números. Por lo demás organicé una exposición de mis obras en Italia y otra en Alemania, en la galería Der Sturm de von Walden. En total eran 60 cuadros. En 1923, participé en una exposición colectiva con Fiozzi y Cantarelli en Italia, la galeria de Arte Moderne de Bragaglia; luego he publicado un opúsculo titulado Arte Astratta para la Collection Dada, cuyo tema era la pintura, la poesía y mi interpretación teórica del arte abstracto. También he pronunciado conferencias, especialmente sobre Dada, en la Universidad de Roma. También escribí un poema, La Parola Oscura del Paesaggio Interiore, un poema a cuatro voces en lengua francesa, que ha sido publicado por la Collection Dada en 1920, con una tirada de 99 ejemplares. Este poema ha sido recientemente publicado por el editor Scheiwiller de Milán.

En Rome, había una sala de conciertos muy conocida en algunos medios que se llamaba L'Augusteo. Inicialmente en esta sala, un pintor futurista italiano, Arturo Ciacelli, había creado un cabaret a la francesa: Le Grotte dell'Augusteo. En este cabaret, existían dos salas que yo mismo había decorado. Era un pequeño teatro, en el cual ha habido algunas manifestaciones dadaistas, donde recité mi poema a cuatro voces, con cuatro personales, evidentemente, tres hombres y una joven que, mientras recitaban, bebían champagne y fumaban, y la música de fondo era de Helbert, Satié y de otros músicos de esta tendencia; esa tarde había sido reservada únicamente a invitados, cada uno de los cuales recibió un pequeño talismán dada. Teníamos la intención de centrarnos solamente sobre el dadaismo, introduciéndolo al mismo tiempo que el manifiesto dada; desgraciadamente, la persona que prometió ayuda financiera...

... no mantuvo su promesa.

En efecto, no mantuvo su promesa… Ahora comprenderá el motivo. En cuanto a la exposición dadaista, no se contentó solamente con exponer cuadros; teníamos la intención declarada de sorprender lo más posible a los burgueses y en la sala habíamos preparado una serie de sorpresas. En la entrada, cada invitado era tratado como un villano curioso, luego, en el interior de la sala estaban situados rótulos con frases de Tristan Tzara: "Me gustaría acostarme con el Papa". "¿Usted no me comprende? Yo tampoco, ¡qué tristeza!". «Finalmente se nos ha contagiado la blenorragia, ahora esperamos el diluvio». En cada uno de los marcos había una pequeña inscripción con frases tales como: "Compre este cuadro, por favor, cuesta 2,50 francos”. En otra escena se danzaba el shimmy, donde se colocaban más frases dadaístas: "Dada no ama a la Santa Virgen". "El verdadero Dada está contra Dada", y así sucesivamente. En consecuencia, vista esta inclinación a la que estábamos muy unidos, dado que para nosotros era una componente esencial del dadaísmo, con ironía y cierta mistificación, puede usted imaginar cuál fue la acogida del público burgués y bienpensante a estas, manifestaciones dadaistas; no eran organizadas para aquellos que se interesaban por el arte, sino para permitirnos hacer provocaciones: se recibía a los visitantes lanzándoles legumbres o huevos podridos… A parte del público en general, las críticas no nos tomaban en serio… Tenían la impresión de que hacíamos algo poco serio, sin embargo, yo diría que, más o menos, era muy serio, pero, eso sí, presentada con la máscara del eufemismo y la mistificación. Por todo esto el dadaísmo no tuvo continuación. Cuando me fui, puede decirse que en Italia el dadaísmo no tuvo continuación. Tras haber publicado tres o cuatro números, el Grupo de Mantua, se retiró en el silencio sin que aparecieran sucesores….

Con una mirada retrospectiva ¿qué piensa usted de la experiencia dadaísta y del dadaísmo?

Tal como le he dicho, para nosotros, el dadaismo era algo muy serio, pero su significado no era artístico. Para nosotros, primeramente no era más que un intento de crear un arte joven, en esto nosotros nos situábamos en oposición al futurismo que se embalaba con el porvenir, la civilización moderna, la velocidad, la máquina, etc. Todo esto no existía para nosotros. Es la razón por la cual es preciso considerar el dadaismo y también particularmente el arte abstracto como un fenómeno de reflejo, como la manifestación de una crisis existencial muy profunda. Se había llegado al punto cero de los valores, pues había una gran variedad de opciones para los que realizaban seriamente esta experiencia dadaísta: suicidarse o cambiar de vida. Muchos lo han hecho. Por ejemplo, Aragón, Breton, Soupault. El mismo Tzara recibió en Italia poco antes de su muerte, un premio de poesía cada académico. En Italia, nosotros hemos conocido fenómenos análogos: Papini, conjuntamente con el grupo del que formaba parte, compuesto por anarquistas e individualistas, se ha convertido, ulteriormente al catolicismo. Ardengo Soffici, que era un pintor bien conocido cuando se ocupaba de expresionismo, cubismo y futurismo, se ha convertido en tradicionalista en el sentido más estricto del término. Tal era una de las posibilidades, cuando no se permanecía fiel a las propias posiciones. Una tercera posibilidad, era la de lanzarse a la aventura, como hizo Rimbaud… Se podría incluso decir que el método dadaísta tiene relación con la fórmula «Dada Siempre», tal como lo interpreté, y que es también la fórmula de Arthur Rimbaud, la de dominar todos los sentidos para convertirse en vidente. Tal como he dicho, la otra solución es la de arrojarse a una aventura, tal como hizo Blaise Cendrars y otros. Para terminar, existen otras posibilidades positivas, si bien la naturaleza inconsciente pero real de este movimiento es una voluntad de liberación y de trascendencia.

Situar un límite a esta experiencia y buscar abrirse un camino, o elegir otros campos donde esta voluntad pudiera ser satisfecha: es lo que hacía en aquel tiempo, tras un muy grave momento de crisis del que sobreviví milagrosamente. En ese momento el plano existencial que justificaba mi experiencia dadaísta ya no existía. Entonces ya no tenía ninguna razón para ocuparme de esto, y he pasado a actividades por las cuales he sido… esencialmente conocido.

¿Qué piensa usted del interés que se vive hoy por el movimiento dadaísta, que afecta a los medios más diversos?

Soy muy escéptico a este respecto porque, según mi interpretación, el dadaismo constituye un límite: no hay nada más allá del dadaísmo, y acabo de indicarle cuales son las posibilidades trágicas que se presentan a los que han vivido profundamente esta experiencia. En consecuencia, lo que puede interesar del dadaismo es sobre todo desde el punto de vista histórico, pero digo también que la nueva generación no puede extraer ninguna consecuencia positiva de esta experiencia.

(Entrevista aparecido en L'Italia Settimanale, n 25/1994).

[Synergies Européennes, L'Italia (Rome) / Vouloir (Bruxelles), Aout, 1994

 

Las entrevistas de Arthos: Julius Evola

Las entrevistas de Arthos: Julius Evola

Biblioteca Evoliana.- Sergio Bonifazi realizó esta entrevista para la revista Artho, órgano del Centro de Estudios Evolianos de Génova. Es una de las últimas entrevistas realizadas a Evola. Lo importante de esta entrevista es el tono. Es indudable que el entrevistador acude a Evola tratándolo como si se tratara de un "maestro espiritual", casi con devoción. Evola se encarga de desmentir y deshacer estas tendencias. Él nunca ha aspirado al título de maestro, nunca ha exigido fé y devoción a sus lectores, simplemente se ha limitado a mostrarlas "caminos". A cada uno corresponde seguirlos o no. El original de esta entrevista apareció reproducido en Internet en una web francesa y nos hemos limitado a traducirla ttextualmente.

 

 

Las entrevistas de Arthos : Julius Evola

Sergio Bonifazi

 

¿Puede decirnos brevemente como considera al llamado “fascismo” del que habla tan abundantemente la gran prensa y lo que ha sido, por el contrario, el fascismo histórico?

La palabra «fascismo» es hoy un epíteto peyorativo utilizado como espantajo y aplicado a todo el que se opone a la democracia absoluta, al marxismo y al socialismo. En lo que respecta al fascismo histórico, se encontrará un análisis de su contenido en nuestro libro “El fascismo visto desde la Derecha”.

¿Qué tipo de monarquía sería necesaria en un Estado Tradicional? Y, además, cuáles son las relaciones que pueden establecerse entre la Tradición y el catolicismo?

Para limitarnos a la época moderna, se podría hacer referencia a una “monarquía constitucional autoritaria” como la que ha existido en Alemania en tiempos de Bismarck.

El catolicismo es una de las formas de la Tradición, aunque no sea de las más completas y de tipo superior. Ya hemos escrito «ser Tradicional» siendo católico equivale a ser solamente “Tradicional” a medias.

Algunas personas tras haber leído sus obras, no se sienten ya satisfechos por la religión católica. ¿Puede usted decirnos que o quién puede darles la seguridad de estar del lado de la verdad? Y también, ¿qué normas de vida les es preciso seguir?

Para muchos, ser católico es ya al menos algo a condición de que asuman las aspectos más críticos y negativos del actual catolicismo postconciliar.

Para quien no quede satisfecho con lo que en general es una religión –incluido el catolicismo- puede recurrir a los caminos situados fuera de los marcos institucionales positivos, los de la autorrealización, considerados por algunos como los caales más completos de la tradición que solo una minoría puede seguir y que ya he indicado en varios de mis libros.

El Idealismo de muchos jóvenes no ha aportado más que problemas sociales. En el mundo moderno, las injusticia generadas por la economía son verdaderamente numerosas. ¿Puede usted expresar su posición a este respecto?

La justicia social es un slogan del que se suele abusar. En toda sociedad hay injusticias; las que tienen por origen la economía pueden ser conjuradas pero no deben servir de pretexto para la subversión que hace arder todo el bosque…

¿Tradición y Derecha pueden ser consideradas como lo mismo? ¿Puede hablarse además de “Derecha Económica”?

Para dar un contenido económico a la verdadera derecha, es indispensable hacer referencia a la Tradición. La derecha definida como «económica» no tiene ningún interés para nosotros pues abre el caso a la lucha de clases marxista.

¿Como aquel que aspira a ser testigo de la Tradición en su compromiso político debe actuar?

Es difícil decirlo, si este compromiso debe encontrar lugar en el marco de uno de los movimientos políticos hoy existentes dado que ninguno entre ello no revista un carácter íntegramente “tradicional”. Dicho esto, se puede experimentar simpatía por el movimiento de la Derecha Nacional; pero es preciso tender a enriquecerla y a darle más fuerza en lo que respecta a sus ideales y a su finalidad, intentando elevar su nivel.

Algunos medios de inspiración espiritualista le acusan de haber hecho una obra meramente autobiográfica escribiendo «El Camino del Cinabrio», lo que sería, según ellos, incompatible con la actitud de un verdadero maestro cuya divisa debería ser: “Quién me ve, ve la Doctrina o quien ve la doctrina, me ve”. ¿Qué les respondería?

Esta acusación no me parece fundada. El Camino del Cinabrio no es una obra « puramente » autobiográfica, sino esencialmente la descripción de la génesis de mis diversas obras -en alemán se dice “Entstchungsgeschichte”-, descripción en la cual las referencias a mi persona, en realidad, se reducen al mínimo.

El “verdadero maestro” puede ser dejado de lado. Yo no me he presentado jamás como un «Maestro».

Esos mismos medios hablan de un actitud errónea a propósito de su concepción del «Individuo Absoluto» y a la «exaltación de la potencia» atribuyéndole una especie de titanismo henchido de orgullo, mientras que, desde su punto de vista, sería preciso seguir el camino opuesto: el de la superación de las propias huellas, o también, de perderse en el Dios que todo lo ve, viviendo confiando en un abandono de religiosidad mística. ¿Qué piensa usted?

Es preciso distinguir dos niveles bien diferentes; el primero es filosófico: aquí entra la teoría del individuo absoluto, último desarrollo del “idealismo absoluto”. Esta teoría jamás ha sido presentada como una “vía” sino más bien como una concepción filosófica. En cuanto a la “teoría de la potencia”, he situado sus límites en diversas ocasiones, por ejemplo, en la conclusión de la última edición de mi libro “El Yuga de la Potencia”. Recordando que la shakti –la potencia- tiene, o debería tener, correspondencia con Shiva –el Ser. La “religiosidad mística” no tiene nada que ver con la vía iniciática y metafísica. Se puede pedir con orgullo y considerar una disciplina de auto liquidación frente al yo empírico, sin por esto terminar en el misticismo. Seguir la vía de la «devoción» conviene solamente a algunas naturalezas y jamás se le ha reconocido ninguna preeminencia.

Frecuentemente, en sus obras ha tratado el tema de la Trascendencia individual y de la autoíniciación. ¿Podría precisar estas nociones?

No comprendo exactamente a lo que se refiere su pregunta. A menudo he subrayado el absurdo de la “auto iniciación». Por ejemplo, cuando he escrito contra la antroposofía expresando mis reservas a propósito de la teoría de Guènon, en el ensayo «Límites de la Regularidad Iniciática», en mi obra «Introducción a la Magia».

He hablado sobre todo de las «trascendencia» en términos de orientación existencial, y no como de un “fenómeno”, además he hablado en un sentido relativo como en “Metafísica del Sexo”.

Vivimos ahora una época terminal, la noche oscura del Kali-Yuha. Con la aproximación de la catástrofe final y frente a la aceleración del ritmo de la crisis del mundo moderno, ¿cuáles deberían ser según usted las directivas esenciales de una Orden de creyente que intentara mantener viva la idea Tradicional y transmitirla a los que verán el final del presente ciclo?

Dejemos de lado la «Orden» y los «creyentes». Se trata simplemente de mantener el testimonio de la visión tradicional, de la vida y de la historia, frente al pensamiento moderno y a la cultura profana, como lo intentamos hacer, más o menos. No dramaticemos mucho la situación hablando de catástrofes o de preocupaciones post-diluvianas.

Arthos intent favorecer entre los jóvenes que nos leal el desarrollo del deporte, a incluso dar nacimiento a un despertar interior. Se trata aquí, en primer lugar, de una sana práctica del alpinismo. Ya que en este terreno usted ha tenido una experiencia muy amplia, tal como es perceptible en sus escritos, ¿podría indicarnos cuál debería ser, frente al deporte en general y al alpinismo en particular, el comportamiento espiritual de un joven que desea permanecer fiel a los principios de la Tradición?

No hay que entrar en el juego de los “principios de la Tradición”. No se trata verdaderamente de hablar del «desarrollo de un deporte capaz de dar nacimiento a un despertar interior», sino, por el contrario, es preciso hablar sobre como llegar a un despertar interior, premisa de una nueva dimensión y de un contenido superior a los deportes. Dicho esto, faltan en nosotros tantos cuadros como bases para algo similar a la práctica –por ejemplo- de las artes marciales japonesas (por ejemplo, el Zen en el tiro con arco). En el alpinismo los dos grandes riesgos son la tecnificación y la rutina. Yo hablo de experiencia.

 

Conversación sin complejos con el "Último Gibelino", Enrico de Boccard

Conversación sin complejos con el "Último Gibelino", Enrico de Boccard

Biblioteca Evoliana.- El autor de "Metafísica del Sexo" no podía sino ser entrevistado por una revista erótica italiana, "Playmen". La entrevista fue realizada por el periodista Enrico de Boccard, antiguo colaborador de la Republica de Saló. Se nota que de Boccard conoce a fondo la obra de Evola y le pregunta por aquellos temas en los que sabe que va a explayarse y que van a satisfacer al público de la publicación. El artículo fue traducido por Fernando Márquez y publicado inicialmente en su revista "El corazón del Bosque". 

 

 

 Tradición y Sabiduría Universal

Conversación sin complejos con el "Último Gibelino":

Julius Evola

entrevista de Enrico de Boccard

En el último piso de un viejo edificio del centro de Roma vive su intensa jornada uno de los últimos hombres verdaderamente libres en un tiempo en que la libertad se ha convertido en un lujo que se paga cada día, personal y colectivamente, siempre más caro. Este hombre, que ha sobrepasado no hace mucho los setenta años de una existencia riquísima en experiencias intelectuales, artísticas y personales, marcado contsantemente por el signo del más declarado y valeroso anticonformismo, tiene un nombre de resonancia mundial, pese a que la llamada "cultura oficial" italiana, tanto en el Ventennio fascista como después, siempre ha procurado por todos los medios de sofocarlo con una impenetrable cortina de silencio. Este hombre es el filósofo y escritor Julius Evola, autor de unos treinta libros nada superfluos, "revolucionario conservador" por temperamento y por trayectoria. Julius Evola: un aristócrata del espíritu más que de la sangre, que gusta definirse a sí mismo como "el Último Gibelino".

Pregunta - Es bien conocido que usted concede raramente entrevistas y le agradecemos, en nombre de nuestros lectores, por el privilegio gentilmente concedido. Por otra parte, usted es un escritor, un estudioso dotado de tal doctrina y preparación, y con tal bagaje de experiencias que nos encontramos un poco embarazados en el momento de plantearle preguntas, las cuales son tantas en nuestra mente como vasto es el campo de sus intereses (metafísica, crítica de la política, historia de las religiones, orentalismo, etc.). Trataremos de restringirnos a los argumentos que consideramos puedan interesar más a los lectores de la revista o que presenten un carácter de actualidad. Empecemos con una obra, recientemente reeditada (y también con dos ediciones francesas y otra alemana), sistemática y sugestiva, Metafísica del sexo (hay edición en castellano). Usted precisa, a propósito del título, haber usado el término "metafísica" en un doble sentido. ¿Puede aclararnos esto?

Respuesta - El primer sentido es el corriente en filosofía, donde por metafísica se entiende una búsqueda de los principios o significados últimos. Una metafísica del sexo será, por tanto, el estudio de lo que, desde un punto de vista absoluto, significa el eros y la atracción de los sexos. En segundo lugar, por metafísica se puede entender una exploración en el campo de lo que no es físico, de lo que está más allá de lo físico. Es unpunto esencial de mi búsqueda el sacar a la luz lo que el eros y la experiencia del sexo supone de trascendencia de los aspectos físicos, carnales, biológicos y también pasionales o convencionalmente sentimentales o "ideales" del amor. Esta dimensión más profunda fue considerada en otro tiempo, en múltiples tradiciones, y constituye el presupuesto para un posible uso "sacro", místico, mágico y evocatorio del sexo; pero ello también influye en muchos actos del amor profano, revelándose a través de una variedad de signos que yo he tratado de individuar sistemáticamente. En mi libro señalo también cómo hoy, en una inversió quasidemoníaca, cierto psicoanálisis resalta una primordialidad infrapersonal del sexo, y opongo a esta primordialidad otra, de carácter "metafísico" o trascendente, pero no por esto menos real y elemental, de la que la anterior sería la degradación propia de un tipo humano inferior.

P - Usted también ha afrontado el problema del sexo sobre el terreno de la costumbre y de la ética, y siempre de manera anticonformista. ¿Qué piensa, por tanto, de lo que hoy se denomina "revolución sexual"?

R - A mí, qué cosa significa esta "revolución" no lo veo nada claro. Parece que se busca la absoluta libertad sexual, la completa superación de toda represión social sexófoba y de toda inhibición interna. Pero aquí hay un gravísimo malentendido, debido a las instancias llamadas "democráticas". Una libertad semejante no puede reivindicarse para todos: solamente pocos se la pueden permitir, no por privilegio sino porque, para no ser destructiva, hace falta una personalidad bien formada. En particular, el problema debe ser situado en modo distinto para el hombre y para la mujer, insisto, no por prejuicio sino por el distinto significado que la experiencia erótica, la auténtica e intensa, tiene para la mujer. Justamente Nietzsche había indicado que la "corrupción" (aquí, la "libertad sexual") puede ser un argumento sólo para quien no puede permitírsela, por ejemplo, para quienes no pueden hacer suyo el principio de querer sólo las cosas a las cuales también son capaces de renunciar.

La "revolución sexual" en clave democrática comporta, pues, una consecuencia gravísima, hacer del sexo una especie de género corriente, de consumo de masas, lo que significa necesariamente banalizarlo, superficializarlo, acabando en un insípido "naturalismo". En otro libro mío, "L´Arco e la Clava" ("El Arco y la Clava", existe traducción al castellano), he mostrado cómo las nuevas reivindicaciones sexuales son paralelas a una concepción siempre más primitiva de la sensualidad por parte de sus principales teóricos, a partir de Reich. Un caso particular es la falta de pudor femenina, vinculada con similares propuestas antirepresivas. A fuerza de ver mujeres desnudas o casi en espectáculos teatrales y cinematográficos, en locales porno, en top-less, etc, este desnudo acaba por convertirse en una banalidad que poco a poco dejará de producir efecto, al margen de los directamente dictados por el primitivo impulso biológico. Este impudor debería ser despreciado no desde el punto de vista de la "virtud" sino del exactamente opuesto. Por ese camino se puede llegar a un resultado de "naturalidad" e indiferencia sexual mucho mayor al soñado por cualquier sociedad puritana. (...)

P - De su exposición, parece que su juicio sobre el psicoanálisis sea negativo (...)

R - Evidentemente que no puedo profundizar exhaustivamente en esta argumentación. Pero sí señalaré que ante todo ha de relativizarse la idea de que el psicoanálisis descubre por vez primera la dimensión subterránea del Yo, el subconsciente y el inconsciente psíquico. Ya antes de Freud la psicología occidental, conectada con la fenomenología de la hipnosis y del histerismo, había prestado atención sobre este "subsuelo" del alma. Bastante más profundamente, y en muy diversa amplitud, ello estaba considerado en Oriente desde siglos, gracias al Yoga y técnicas análogas. El psicoanálisis puede ser una psicoterapia, y ofrecer resultados singulares en un plano clínico especializado. Pero no más: en su esncia es una concepción absolutamente desviada y mutilada del ser humano. Al colocar la verdadera fuerza motriz del hombre sobre el plano del inconsciente infrapersonal e instintivo, Freud concretamente bajo el signo de la libido, niega la existencia de un superior principio consciente, autónomo y soberano, porque en su lugar pone cualquier cosa del exterior, el llamado SuperYo, que sería una construcción social y el producto de la asunción de formas inhibitorias creadas por el ambiente o las estructuras sociales. Ello equivale a decir que el psicoanálisis niega en el hombre lo que lo hace verdaderamente tal, y su imagen, la cual querría aplicar al hombre de manera genérica, o es una mixtificación o vale únicamente para un tipo humano dividido, neurótico, espiritualmente inconsistente. Es bien posible que el éxito del psicoanálisis sea debido a la gran difusión que en la época moderna ha tenido este tipo. Como praxis y como tendencia, el psicoanálisis propicia esencialmente aperturas hacia abajo y significa una capitulación más o menos explícita de todo lo que es verdadera personalidad. La posible existencia de un "superconsciente", opuesto al "inconsciente", luminoso frente a lo turbio y "elemental" es ignorada por completo. (...)

P - Ha mencionado antes a Wilhelm Reich. Queremos conocer su opinión sobre su persona y su obra. ¿Reich le parece un estudioso serio o un exaltado? ¿Y qué piensa de las aplicaciones de los principios de él y de sus seguidores en el plano sociológico y político/sociológico, de sus denuncias de los sistemas "autoritarios"?

R - Reich me parece afectado por una variedad de paranoia. Su mérito es haber intuido que en el sexo existe algo trascendente, más allá de lo individual. Ello concuerda con las enseñanzas de múltiples tradiciones. pero esta intuición está muy desviada. No debe decirse que el sexo es algo trascendente, sino que en ello se manifiesta (potencialmente y en ciertas circunstancias, incluso hoy día) algo trascendente, que como tal no pertenece al plano físico. Este elemento Reich lo concibe en términos materialistas como una energía natural, como la electricidad o algo así, al punto que, como "energía orgónica", ha buscado dotarla (gastando verdaderos capitales) de sustancia física, construyendo finalmente "condensadores" de la misma. Todo esto no son sino divagaciones. A lo que hemos de añadir una "teoría de la salvación", en cuanto que Reich ve en la obstrucción de dicha energía la cuas de todos los males, individuales y sociales (hasta el mismo cáncer) y, en su completa y desenfrenada explicación, el orgasmo sexual integral como una especie de medicina universal, presupuesto para un orden social sin tensiones, armonioso, pacífico.

Es interesante detenernos un momento sobre el presupuesto de esta concepción, porque así podremos comprender las aplicaciones político/sociales de los reichianos. Freud en su madurez había admitido la existencia, junto al impulso de placer, la libido, de un opuesto, el instinto de destrucción (o "de muerte"). Reich niega esta dualidad y deduce el segundo instinto, el destructivo, del impulso único de placer. Cuando este instinto resulta impedido o "bloqueado", nacería una tensión, una angustia y sobre todo una especie de "rabia", de furia destructiva (en caso de no tomar la vía del "principio del nirvana": una evasión, una fuga de la vida). Este impulso destructivo (y agresivo) cuando se vuelve contra sí, da al hombre la orientación masoquista, y cuando se dirige a los otros, al orientación sádica.

De todo ello resulta en primer lugar que sadismo y masoquismo serían fenómenos patológicos, causados por la represión sexual. Lo que es una estupidez: existen ciertamente formas de sadismo y masoquismo vinculadas a la psicopatología sexual (según el concepto normal, no ya psicoanalítico), pero también existe un sadismo (masculino) y un masoquismo (femenino) como elementos constitucionales intrínsecos y en un cierto modo normales en toda experiencia erótica intensa. De hecho, esta experiencia tiene siempre algo de destructivo y autodestructivo (por las relaciones, múltiplemente demostradas, entre voluntad y muerte, entre la divinidad del amor y la divinidad de la muerte); y es en este aspecto que se piensa cuando, en ciertas escuelas, se cree que el clímax adecuadamente conducido puede tener, en su momento "fulgurante", algo que destruye por un momento los límites de la conciencia mortal individual. Pues bien, con la concepción de Reich, toda esta intensidad desaparece, y la consecuencia es una concepción pálida, blandamente dionisíaca, o idílica (como en Marcuse) de la sexualidad: es una de las paradojas de la llamada "revolución sexual".

No menos absurda es, en particular, la deducción de la agresividad por la inhibición del impulso primordial del sexo a cristalizar en un orgasmo completo, según la cual, cuando la obstrucción remite (en el individuo o en una sociedad "permisiva" y no "represiva" o "patriarcal") no habrá más agresividad, guerra, violencia, etc; lo que viene al mismo tiempo a decir que todo lo que hace referencia a actitudes guerreras, de conquista (en la jerga moderna, de "agresión") tendrñia la represión sexual por causa y origen. Ante esto, sólo puedo reír. La actitud agresiva es en primer lugar comprobada en los animales, evidentemente no sometidos a tabúes sexófobos y "patriarcales". En segundo lugar ya el mito ha indicado el perfecto acuerdo entre Marte y Venus, y la historia nos muestra como todos los más grandes conquistadores carecían de complejos de frustración sexual y hacían un libre y amplío uso del sexo. En la práctica, la consecuencia de la teoría de Reich es un ataque contra elementos fundamentales congénitos en todo tipo "viril" de humanidad o ser humano, que son presentados grotescamente en clave de patología sexual.

En cuanto a las conclusiones político/sociales. Proyectada sobre ese plano, la tendencia masoquista daría lugar al tipo del gregario, de aquel que gusta de servir y obedecer, que se pone al servicio de un jefe, con o sin "culto a la personalidad", y está siempre dispuesto a sacrificarse. La tendencia sádica daría lugar al tipo del dominador, de quien ejercita una autoridad, autoridad evidentemente concebida en los exclusivos términos parasexuales de una libido. De la unión de estas dos tendencias nacerían las estructuras "autoritarias" y "fascistas". Una vez más, se deforman grotescamente los datos reales de la conciencia. Del obedecer y del mandar pueden darse desviaciones. Pero, en general, se trata de disposiciones normales: existe una autoridad que tiene por contrapartida una superioridad, como existe una obediencia debida no a un servilismo masoquista sino al orgullo de seguir libremente a gentes a quienes se reconoce una superioridad. Así, mientras por un parte Reich proclama una mística mesiánica del abandono integral al orgasmo, al mismo tiempo ello actúa como preciosas coartadas para un puro anarquismo.

P - En relación con el asesinato de la actriz Sharon Tate y otros se ha hablado de "satanismo" y en los periódicos hoy se insiste en buscar conexiones entre sexo, magia y satanismo. ¿Nos puede aclarar esto?

R - En principio, existen conexiones posibles entre magia y sexo. Considerando la dimensión "trascendente" del sexo, a la que ya me he referido, se recoge en diversas tradiciones que por medio de la unión sexual conducida de determinado modo y con una orientación particular es posible destilar energías y usarlas mágicamente. La continuidad de estas tradiciones hasta un tiempo relativamente reciente es testimoniada, entre otros, en un libro, Magia sexualis de P. B. Randolph. Un ejemplo ulterior lo constituyen las prácticas mágico/sexuales y orgiásticas de Aleister Crowley, figura interesante que, por desgracia, se suele presentar con los colores más "negros" posibles. Pero en este campo se debe distinguir entre las mixtificaciones y lo que tiene un valor auténtico y una realidad. Ante todo ha de verse, por ejemplo, si se hace el amor para hacer magia o si se hace magia (o pseudomagia) para hacer el amor, o sea, si se usa la magia como un pretexto para montar orgías o para darle al acto un aire más excitante. Es cierto también que existe una tercera posibilidad, la de usar medios siríamos "secretos" con el concurso de fuerzas suprasensibles para dar un particular desarrollo paroxístico a la experiencia del coito, sin forzar por ello la naturaleza: esta vía es algo extremadamente peligroso, por razones que no viene al caso indicar ahora.

En cuanto al "satanismo" señalaré que donde predomina un clima "sexófobo" (como en el cristianismo) es fácil calificar de "diabólico" todo lo que suponga potenciar la experiencia sexual. Más genéricamente, es obvio que un "satán" existe sólo en las religiones donde ello es la contraparte "oscura" de un Dios con características "morales"; cuando como vértice del universo, en vez de Dios, se pone una "Potestad" como tal superior y más allá del bien y del mal, evidentemente un "Satán" a la cristiana no es concebible. Hay lugar sólo para la idea de una fuerza cósmica destructora, presente en el mundo y en la vida, en lo sensible y lo suprasensible, al lado de las fuerzas creadoras y conservadoras, como la "otra mitad" del Absoluto. Y existen tradicones sacras -la más característica es la tántrico/shivaica- que tienen por objeto asumir esa fuerza, diversamente concebida. Característica es la llamada "Vía de la Mano Izquierda", donde, por ejemplo, el uso de la mujer, de sustancias embriagadoras y eventualmente de la orgía, se asocia a una moral del "más allá del bien y del mal" que haría palidecer de envidia al "superhombre" Nietzsche. De dicha vía, que algunos timoratos occidentales han calificado como la "peor de las magias negras" he hablado en mi libro Lo Yoga della Potenza. Pero el punto importante es que en sus formas auténticas tales prácticas están concebidas en los mismos términos del Yoga, y no son elementos disociados, como los hippies americanos, quienes pueden permitírselas. Volvemos aquí, pero aumentadas, a poner las mismas reservas que he hecho acerca de la "revolución sexual" y sus reivindicaciones. En las tradiciones la base para darse a estas prácticas está constituida por una disciplina de autodominio profundo similar a la de los ascetas, tras una regular "iniciación".

P - Pasando a un campo distinto pero en parte relacionado, me llama la atención cómo en algunos libros históricos o pseudohistóricos sobre el III Reich hitleriano se habla de un fondo oculto, mágico/tenebroso, del nacionalsocialismo alemán. ¿Puede decime brevemente qué le parece este argumento?

R - Para quien busque los supuestos trasfondos "ocultos" del III Reich, el argumento me llevaría más allá de los límites en los cuales estoy manteniendo esta entrevista. Me limitaré a decir que, como persona que ha tenido oportunidad de conocer bastante de cerca la situación del III Reich, puedo declarar que se trata de puras fantasías, y así se lo dije a Louis Pauwels, quien en su libro El retorno de los brujos ha contribuido a defender tales rumores; él vino una vez a conocerme, hablamos y en ningún momento me presentó dato alguno mínimamente serio que apoyase su tesis. Se puede hablar no de "iniciático" sino de "demoniaco", en un sentido general, en el caso de todo movimiento que en base a una fanatización de las masas creer cualquier cosa cuyo centro será el jefe demagógico que produce esta especie de hipnosis colectiva usando tal o cual mito. Dicho fenómeno no está relacionado con lo "mágico" o con lo "oculto", aunque tenga un fondo tenebroso. Es un fenómeno recurrente en la Historia, por ejemplo, la Revolución Francesa o (en parte) el maoísmo.

P - Usted es autor de una obra considerada como fundamental por cuantos siguen atentamente su actividad, Revuelta contra el mundo moderno. Se afirma por muchos que usted, con este libro (publicado por vez primera en 1934), anticipó en varios lustros las visiones, hoy tan en boga, expresadas por Marcuse. En otras palabras, desde posiciones absolutamente distintas a la del profesor germano/americano, usted habría sido el primero en tomar postura contra "el sistema". ¿Le parece válida esta comparación con Marcuse? Y, de otra parte, ¿dado el papel que Marcuse tiene en las actuales formas de "contestación" juvenil contra el mundo moderno, qué significado y qué imagen tiene para usted este movimiento contestatario?

R - En verdad, como precedentes de Marcuse, y planteando cosas bastante más interesantes, muchos otros autores deberían ser nombrados: un Tocqueville, un John Stuart Mill, un A. Siegfried, el mismo Donoso Cortés, en parte Ortega y Gasset, sobre todo Nietzsche, y aún más el insigne escritor tradicionalista francés René Guenón, especialmente en su Crisis del mundo moderno que yo traduje al italiano en su momento. A finales del siglo pasado Nietzsche había previsto uno de los rasgos destacados de las tesis de Marcuse, con las breves, incisivas frases dedicadas al "último hombre": "próximo está el tiempo del más despreciable de los hombres, que no sabe más que despreciarse a sí mismo", "el último hombre de la raza pululante y tenaz", "nosotros hemos inventado la felicidad, dicen, satisfechos, los últimos hombres", que han abandonado "la región donde la vida es dura". Y esta es la esencia de la "civilización de masas, del consumo y del bienestar" pero también la única que el mismo Marcuse ve como perspectiva en términos positivos, cuando los desarrollos ulteriores de la técnica unidos a una cultura de transposición y sublimación de los instintos habrán sustraído a los hombres de los "condicionamientos" del actual sistema y de su "principio de prestación". La relación con mi libro no es tal porque, en primer lugar, el contenido de éste no corresponde con el título: no es mi obra de naturaleza polémica, sino una "morfología de la civilización", una interpretación general de la Historia en términos no "progresistas", de evolución, sino más bien de involución, indicando sobre estas premisas el nacimiento y el declive del mundo moderno. Sólo por caminos naturales y consecuentes se propone una "revuelta" a los lectores y, más concretamente, tras un estudio comparado de las más diversas civilizaciones, he procurado indicar lo que en diversos dominios de la existencia puede reivindicar un carácter de norma en sentido ascendente: el Estado, la ley, la acción, la concepción de la vida y de la muerte, lo sagrado, las relaciones sociales, la ética, el sexo, la guerra, etc. Esta es la primera diferencia fundamental respecto a las diversas contestaciones de hoy: no se limita a decir "no", sino que indica en nombre de qué debe decirse "no", aquello que puede verdaderamente justificar el "no". Y un "no" auténticamente radical, que no se restrinja a los aspectos últimos del mundo moderno, a la "sociedad de consumo", a la tecnocracia y demás, sino mucho más profundo, denunciando las causas, considerando los procesos que han ejercido desde hace tanto tiempo una acción destructiva sobre todos los valores, ideales y formas de organización superior de la existencia. Todo esto ni Marcuse ni los "contestatarios" en general lo han hecho: no tienen la capacidad ni el coraje. En particular, la sociología de Marcuse es absolutamente rechazable, determinada por un grosero freudismo con tonalidades reichianas. Así, no resulta extraño que sean tan escuálidos e insípidos los ideales que se proponen para la sociedad que siga a la "contestación" y a la superación del llamado "sistema".

Naturalmente, quien comprenda el orden de ideas expuesto en mi libro no puede permitirse el menor optimismo. Por ahora encuentro solamente posible una acción de defensa individual interior. Es así que en otro libro mío, Cabalgar el tigre, he procurado señalar las orientaciones existenciales que debería seguir un tipo humano diferenciado en una época de disolución como la actual. En él, he dado particular relieve al principo de la "conversión del veneno en medicina", según la medida en que, a partir de una cierta orientación interior, de experiencias y procesos mayormente destructivos se puede extraer cierta forma de liberación y autosuperación. Es una vía peligrosa pero posible. (...)

(entrevista: Enrico de Boccard)

(traducción: Fernando Márquez. Página)