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Síntesis de la Doctrina de la Raza (02) Significado interior de la raza

Síntesis de la Doctrina de la Raza (02) Significado interior de la raza

Biblioteca Evoliana.- Para Evola, la raza es sobre todo el conjunto de rasgos interiores que caracterizan a la persona, esto es, las potencias del alma dominantes en cada grupo étnico. En este segundo capítulo de su "Síntesis sobre la Doctrina de la Raza", Evola contribuye a aclarar el concepto de raza interior y las diferencias con la raza biológica. La "raza del espíritu" no es solo un racimo de rasgos antropológicos, sino que desemboca en algo más profundo: las convicciones espirituales de los pueblos y sus cultos religiosoos

 

2.- SIGNIFICADO INTERIOR DE LA RAZA

Si con este rápido repaso de los trabajos más recientes en la materia hemos podido constatar una evolución de( concepto de "raza" no hemos podido liberarla sin embargo de( ámbito de las definiciones abstractas. Nos queda por precisar lo que debería hoy significar de un modo viviente la raza para el individuo y consiguientemente, lo que hay que entender por "conciencia de raza" propiamente dicha. Estamos ante un punto fundamental a propósito de( cual nos podemos referir a experiencias de todos los días.

La expresión "hombre de raza" no es de ayer. E general, se refería a una idea aristocrática: de la ma yoría de individuos comunes y mediocres se desta caban seres de raza, es decir seres superiores, "nobles". Tal nobleza (insistimos sobre este punto) no equivale necesariamente a un significado "heráldico", sino que de un campesino, de un hombre del pueblo que permanezca puro y sano podría emanar esta impresión de raza como de los representantes de una auténtica aristocracia. No era por casualidad si entre la nobleza ciertas tradiciones favorables han conseguido salvaguardar durante mucho tiempo la pureza de sangre, e igualmente ciertas condiciones favorables en el campo, lejos de las ciudades, donde las ocupaciones y los hábitos sanos han podido producir efectos comparables en otros elementos no aristocráticos de un pueblo dado.

Por otra parte, la palabra "raza" como la de "sangre" ha revestido en el pasado una significación precisa y viva bien diferente de la que le han dado hoy y que es sobre todo de orden científico y biológico. Se dice por ejemplo: "Buena sangre no sabía mentir". Se habla de "instinto de sangre". Hay injurias sangrientas, situaciones frente a las cuales la "sangre forma un charco". )Qué significa todo esto? En lo más profundo del ser humano, más allá de la raza de los conceptos abstractos, del razonamiento discursivo y de las convenciones nacidas de la vida en sociedad, existen instintos que poseen una forma determinada unida a la posibilidad de reacciones directas y absolutas que en el hombre de "raza" son normales, mientras que en el hombre vulgar todo esto no se manifiesta sino de fon-na esporádica: en casos extremos y situaciones de excepción.

Se trata aquí de impulsos pertenecientes a la pura vida animal y psicológica? Sería temerario afirmado aquí. Las fuerzas a las cuales hacemos alusión, las reacciones instintivas del hombre de "raza", lejos de ser una prolongación de los instintos animales, lo contradicen a menudo imponiendo a la simple vida una norma superior, prescribiéndole obediencia a un cierto "linaje", a un "estilo" hecho de dominio de si, tensión interior, afirmación y que se convierte en él en natural y espontáneo. Las reacciones de la raza no tienen en común con los instintos animales sino la posición y la inmediatez, no proceden del razonamiento o de las consideraciones intelectuales, sino más bien al contrario, manifiestan en su espontaneidad toda la personalidad de un ser. Mas eso no es todo; inciden igualmente en el ámbito del intelecto pues se manifiestan según formas específicas y di rectas de sensibilidad, de juicio y de adhesión a cier tos valores. A través de la raza, mediante la sangre, el hombre llega a evidencias que no se discuten y que a su nivel son tan directas como las de las idea suministradas por los sentidos sanos y normales. Al igual que nadie se pierde en discusiones sobre la ra zón por la cual el color rojo es rojo, igualmente e una características propia al hombre de "raza" un cierto número de evidencias naturales y precisa (mientras que en el mismo ámbito, el hombre "moderno" intelectualizado y degenerado está reducid a avanzar a tientas, intentando substituir la faculta perdida de la vista así como la del tacto, por el sesgo del discurso y del instrumento intelectual, lo qu frecuentemente tiene como flaco resultado el permi tirle pasar sin advertirlo, de una crisis a otra o adoptar simples criterios conformistas).

Tal es, pues, el plan sobre el cual conviene comprender y vivir la raza. La raza vive en la sangre e incluso más allá, a un nivel aún más profundo, allá donde la vida individual comunica con una vía supraindividual que, no obstante no debe entenderse en sentido naturalista (en tanto que "vida de la especie") sino como un ámbito donde actúan ya fuerzas realmente espirituales.

Los antiguos conocían bien todo esto; los cultos dados a los lares, a los penates, a los héroes, al "daimon" de la gens, entidades que simbolizaban el misterio de la sangre y las fuerzas místicas de la raza.

La ciencia ciertamente está en vías de evidenciar por medio de los resultados obtenidos por la genética, la teoría de la herencia, la demografía, o la patología y la importancia de la raza. Pero esto, puede, todo lo más, favorecer el despertar de un sentimiento de raza, no creado. Así es preciso que una reacción interna se produzca y para esto el "mito" (en tanto que idea-fuerza, que idea animadora) es mucho más eficaz que no importa que orden de consideraciones científicas. )Qué es el mito? Ya hemos hecho alusión a él: es la raza, en tanto que confiere a la existencia una plenitud, una superioridad y una rectitud. Hay seres culpables y hay seres de raza. Vengan de la clase social que vengan, constituyen una aristocracia en la cual vive una misteriosa herencia venida del fondo de las edades.

Esta es la razón por la que al nivel mismo de sus definiciones más generales, el racismo posee un valor de reactivo. Las reacciones de los individuo con respecto a las ideas racistas constituyen una es pecie de barómetro que revela la "cantidad" de raza presente en ellos. DECIR SI O NO AL RACISMO NO ES UNA SIMPLE ALTERNATIVA INTELECTUAL, NO ES UNA ELECCION SUBJETIVA Y ARBITRARIA. Dice sí al racismo aquel en el que la raz vive aún; y por el contrario se opone aquel que bus cando coartadas en todos los ámbitos a fin de justificar su aversión y desacreditar el racismo, demuestra que ha sido interiormente vencido por la antiraza (aquél en el cual las fuerzas originales han sido re primidas, ya por el peso de los deshechos étnicos, herederos de cruzamientos y de procesos de dege neración, ya sea por un estilo de vida burgués, afe minado e intelectualizante) habiendo perdido tra numerosas generaciones todo contacto con lo qu es auténticamente original.

Esto debe ser puesto en relieve claramente, casi a título de premisa, en toda exposición seria de la ideas racistas.

 

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