Evola y Jünger. Gianfranco de Turris
Biblioteca Evoliana.- En varias de sus obras, Evola demuestra ser un admirador del primer período literario de Ernst Jünger, sin embargo ambos autores jamás se encontraron. En la postguerra Evola intentó una aproximación a Jünger que no tuvo continuidad. Júnger, por su parte, le había hecho llegar un ejemplar dedicado de su "Heliópolis". Gianfranco de Turris, buen conocedor de la obra de Evola y prologuista de algunas de sus obras, ha elaborado este pequeño artículo -que hemos traducido en la versión que nos han enviado sin hacer constar su origen- en donde resume las relaciones entre Evola y Jünger.
EVOLA y JÜNGER
di Gianfranco de Turris
A pesar de los paréntesis dededicados a las artes inferiores ¿qué otra cosa podía hacer un hombre que siempre había estado intelectualmente activo, además de físicamente, encontrando en torno a si un "mundo en ruinas" no sólo materiales, sino también y sobre todo espirituales? No podía hacer otra cosa que recuperar su actividad de escritor polemista, de promotor cultural, en el intento de ofrecer las justas “armas” metapolíticas para una nueva, buena batalla, para la que definió una “revolución espiritual".
Cuanto hizo Julius Evola a partir de 1949; mientras lo conocíamos perfectamente, los libros que meditó y escribió en aquel período, las obras que revisó, los artículos que publicó, su actividad como organizador cultural, eran, sencillamente, portentosos; en aquella época el contacto con los jóvenes que lo tomaban como referencia, o con personalidades del exterior, era, así mismo, continuado. Todo esto solamente puede reconstruirse sobre la base de los recuerdos de los protagonistas y las cartas que Evola escribió.
Entre finales de los Años Cuarenta y el inicio de los Cincuenta, Evola intentó relanzar los contactos con las personalidades extranjeras cuya contribución de ideas podía parecer útil en la nueva situación cultural de la postguerra, sea por que fueron sus amigos, o por que los conociera solamente a través de sus escritos. Un compromiso «militante», por así decir, conforme a su personalidad, y que no siempre encontró una acogida adecuada en sus interlocutores.
Una de sus principales actividades en la época, incluso como fuente de ingresos, era la traducción de libros, o la propuesta a las casas editoriales que había ya traducida o que había traducido, moviéndose siempre en la óptica de dar a conocer textos importantes para la batalla político-intelectual de aquel momento. (Se sabe de la infructuosa oferta del Nietzsche de Reininger a Laterza, rechazada por Croce, que provocó la ruptura entre Evola y el editor).
Precisamente con esta intención, el 17 de noviembre de 1953, esribió a Ernst Jünger una carta que hasta ahora ha permanecido inédita. La carta, que el Archivo del escritor alemán nos ha transmitido casi un año antes de la muerte de éste, que parece ser la única que Evola hubo escrito a Jünger o, como mínimo, es la única que el Archivo ha conservado. Será publicada en la nueva edición de L'"Operaio" nel pensiero di Ernst Jünger, ampliada con otros escritos evolianos que ha sido publicada por Edizioni Mediterranee.
La carta es típica de las motivaciones ideales que impulsaban a Evola a tomar contacto con personalidades consideradas por él como afines: la petición de traducir Der Arbeiter, veinte años después de su publicación, las "analogías entre la primera y la segunda postguerra”, "la problemática estudiada en este libro es de nuevo actual”; el ensayo pues, "podría ejercitar aún un efecto de despertar". Si no existen otras cartas evolianas en el Archivo Jünger ¿debe deducirse que el escritor nisiquiera respondió? Parece extraño, dado que en el inicio de su carta, Evola afirma haber recibido la novela Heliopolis dedicada: quizás Jünger respondió negativamente y Evola no insistió, contentándose con realizar amplios comentarios de la obra, explicada y analizada, que apareció en 1960 en el editor Armando y que ahora espera ser reeditada nuevamente.
Es evidente que Jünger no tenía ya aquel espíritu "militante" que todavía animaba a Evola: en parte lo demuestran las obras publicadas en las postguerra, que el filósofo italiano no siempre acogió positivamente, mientras había demostrado el interés y aprecio (tanto por el contenido como por el estilo) en relación a la producción jüngeriana interbélica, incluida la novela “antinazi”, Sobre los acantilados de mármol de la que en 1943 señalaba su profundo sentido simbólico. La misma relación, por lo demás, se dio también con Carl Schmitt: el intento evoliano de traducir algunas de sus obras en los años sesenta con el editore Volpe fue un fracaso tal como demuestra el epistolario entre ambos.
De esta carta, finalmente, además del compromiso activo y positivo de Evola emergen también dos notas biográficas importantes: mientras se había encontrado personalmente con Schmitt y lo había conocido, no sucedió lo mismo por lo que respecta a Jünger. La carta de 1953 representa el primer (y quizás también el último) contacto entre ambos, quizás al percibir que los intereses y las perspectivas de ambos eran diferentesi: tal como resulta de las recensiones evolianas de algunas obras de Jünger aparecidas luego (inéditas o traducidas al italiano), mientras permanece el aprecio por el estilo, se acentúan las críticas por el contenido, tanto que entre las diversas disposiciones, Evola eligió y tradujo para Volpe, en los años sesenta, sólo El muro del tiempo, fue comentada positivamente, quizás porque tenía puntos de contacto con El Obrero. (El muro del tiempo se anuncia ahora por Editorial Adelphi, pero podemos estar seguros de que la edición evoliana será ignorada).
La crítica de las nuevas posiciones del escritor alemán por parte de Evola hace que, en algunas ocasiones, no se pongan de relieve las consonancias recíprocas, al menos en la inmediata postguerra. El filósofo tradicionalista no tiene una buena opinión, por ejemplo, de Der Waldgang (traducido en italia comoTrattato del Ribelle), mientres, un análisis atento, puede constatar que similares posiciones existenciales y psicológicas de aquel que “se encuentra en el bosque”, son similares a las expresadas, precisamente en aquel período (1950-51) por Evola en Orientamenti y, diez años más en Cavalcare la tigre: para dar un solo ejemplo, la jüngeriana "via de la salamandra" tiene muchos contactos con la "apolitia" evoliana. El fin es el mismo: pasar indemne a través de las combustiones de la Modernidad.
Roma, 17 XI 1953
Apreciado Señor,
Mi nombre debería serle familiar, porque a través del dr. Mohler he recibido un ejemplar de Heliopolis con su dedicatoria y también por que en el Reich tuvimos muchos conocidos comunes, como el prof. C. Schmitt y el barón Von Gleichen.
Des hace tiempo sigo su actividad con particular interés y a menudo he hecho referencia a sus obras. Entre estas, me siento particularmente próximo a las de su primer período, digamos hasta a Los Acantilados de Mármol. Con tal fin me permito dirigirme a usted. Espero poder hacer una traducción italiana de Der Arbeiter. Dada la analogía de la primera con la segunda postguerra, la problemática tratada en aquel libro, en mi opinión vuelve a ser actual, y las soluciones que en aquel tiempo se había esperado encontrar en el Reich y en Italia eran para los más soluciones ficticias, subrogadas y manifestaciones efímeras. Además espero que el libro pueda también hoy ejercer un “efecto de despertar".
Ahora tenemos que luchar contra un obstáculos por que no peseo el citado libro y es muy difícil de encontrarlo. El dr. Mohler me ha escrito precisamente que usted solamente dispone de un ejemplar de archivo. Quizás le sería posible encontrar alguno en el ámbito de su conocimiento, que pudiera o venderme el libro o simplemente prestármelo durante el período del análisis y de la traducción, bajo formal y personal rpmesa de restituirlo.
¿A quién debería dirigirme para las cuestiones relativas a los derechos de traducción?
Le ruego me excuse por este atrevimiento: me he visto obligado a retrasar esta toma de contacto continuamente a causa de las circunstancia y me alegro de tener el honor de tomar ahora contacto con usted.
Con particular consideración.
Suo devoto
J. Evola
Corso Vittorio Emanuele 197
Roma
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