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El Misterio del Grial - Capítulo II - El ciclo del Grial. XIX. El "golpe doloroso"

El Misterio del Grial - Capítulo II - El ciclo del Grial. XIX. El "golpe doloroso"

Biblioteca Julius Evola.- Siguiendo con su rastreo de los símbolos que aparecen en los distintos relatos del Grial, Evola llega al del "golpe doloroso" que ocasiona tanto la herida de Lancelot tras su encuentro con la reina Ginebra, o la herida de Arturo o del Rey Pescador. Evola asocia estos episodios a fracasos en la aventura heróica. El fracaso es extensible al primer intento de Perceval en el castillo del Grial cuando fracasa al no saber pronunciar la pregunta fatídica que debía darle la visión beatífica del objeto de sagrado.

 

XIX. EL «GOLPE DOLOROSO»

Examinemos ahora las varias formas adoptadas por el motivo del rey inválido, aparte la ya considerada en el caso de Amfortas. En el Grand Saint Graal y en la Queste du Graal, el rey ha sufrido heridas combatiendo contra un rey enemigo de los cristianos, el rey Crudel. Estas heridas no las nota hasta el momento en que pierde la vista, por haberse acercado demasiado al Grial. Podríamos interpretar el símbolo en el sentido de que la fallida realización del Grial lleva al reconocimiento de una inferioridad, de un haber sido «herido» sin saberlo en el acto de haber luchado contra los representantes de formas tradicionales no cristianas y quizá de haberlos visto.

Sin embargo, en estos mismos textos la herida tiene relación también con la prueba de la espada que yace junto a la corona de oro, en la nave de Salomón: espada a veces medio desenvainada, cuya vaina lleva, como hemos dicho, el nombre de «Memoria de la sangre» y que, según la Morte Darthur; en parte está hecha con madera del «Árbol de la vida». Se sabe ya que esta espada espera al predestinado; un escrito advierte que quien considere útil tal espada, la encontrará inútil en el momento de la necesidad. Nescien la empuña contra un gigante, pero se le rompe. Soldada por Mordrain, Nescien es herido por otra espada candente, empuñada por una mano invisible, como castigo por haber desenvainado la espada ax estranges renges. En la Queste du Graal y en la Morte Darthur a Nescien se le dice que el haberse roto la mano se debe a sus culpas, y en el Grand Saint Graal, Nescien es curado por un sacerdote que va caminando sobre el mar, como simbolizando la cualificación que él hubiera debido presentar para poder empuñar legítimamente la espada. También Pelles desenvaina a medias la espada, pero en seguida es herido en el muslo por una lanza y no sanará hasta que llegue Galahad, el predestinado. A todo ello, en el Grand Saint Graal se añade el principio de la fe.

En el momento en que Nescien piensa que la nave de Salomón que contiene espada y corona es un espejismo, la nave se desintegra y él se encuentra arrojado al mar. El tema de la usurpación, pues, va unido aquí al de la falta de fe, y recordemos que en una de las versiones Moisés es absorbido por una vorágine que se abre en el «asiento peligroso» reservado al elegido, y precisamente debido a su descreimiento. El arma no puede ser blandida contra el gigante sin romperse, hasta que quien la empuña se integre en una cualidad distinta de todo cuanto puede tener relación precisamente con lo elemental, lo salvaje, lo titánico (el gigante), hasta que su fe se haya vuelto inquebrantable. La historia de la espada está casi siempre en relación con el llamado «golpe doloroso» - le coup douloureux, the dolorous stroke -. He aquí la versión de la Queste du Graal: «Esta espada, en el reino de Logres (antiguo nombre de Britania), fue empuñada por Labran para matar a traición al rey Urban. Desde aquel momento, el reino de Logres fue devastado por una epidemia, y Labran en el momento de meter de nuevo la espada en su vaina en la nave de Salomón, cae muerto. Dicen que desde entonces nadie pudo ya empuñar o desenvainar esa espada sin resultar herido o muerto por ello».

Desarrollos más amplios de este tema los encontramos en la Morte Darthur: El protagonista es aquí Sir Balin le Savage, llamado también «el Caballero de las dos Espadas» y considerado el que asestó el «golpe doloroso». La espada en estos textos tiene relación con Avalón, es una reproducción exacta de la del rey Arturo: la lleva una doncella invitada por la gran dama Lile of Avelion y sólo puede ser desenvainada por un caballero without villainy or treachery, and without treason. Sir Balin pasa la prueba, o sea que saca la espada, pero no quiere devolverla a la mujer, por lo que se le predice que el arma será la causa de su propia perdición. Balin ha de combatir con el rey Pellan: la espada se le rompe, busca otra arma, encuentra una lanza maravillosa sobre una mesa de oro, con ella hiere  a Pellan, quien cae sin sentido y no sanará, «hasta que venga Galahad, el alto príncipe, a sanarlo con la búsqueda del Sangreal». Junto a la mesa, sobre un lecho, yacía el propio José de Arimatea, postrado por la edad. Ese es el golpe doloroso que destruye en parte el reino de Logres y trae una especie de Némesis. En efecto, Balin acaba combatiendo contra su propio hermano, Balan, sin reconocerlo, y ambos se matan uno al otro. En todo ello es bien visible la imagen de una irrupción salvaje (Balin le Savage) que, junto a una realeza decaída (presencia de José anciano), obra no en el sentido de una restauración, sino más bien de una usurpación; o lo que es lo mismo, de una fuerza usurpada que sólo conduce a una lucha fratricida: Balin, que hiere a Pellan de la dinastía de José (representante de un poder que, más o menos, equivale al conferido por la espada), como hemos indicado, siendo ya Balin quien lucha contra su hermano Balan. Tras estos hechos, ya nadie tendrá la espada, excepto Galahad, que conseguirá sacarla de un bloque de piedra que flota sobre las aguas, o sea, de una solidez sobrenatural e inmaterial.

En Gautier, la espada pertenece a un caballero muerto por una mano desconocida. Galván se pone su armadura, o sea asume su función, recoge su espada y se la lleva al castillo del Grial, cuyo rey la coge y ve que está rota y que la otra mitad se halla en el cuerpo de un caballero que yace en un féretro. Pide a Galván que una los dos trozos, pero éste no pe consigue, por lo que el rey le dice que no está todavía a la altura del cometido para el que ha venido. Efectivamente, Galván comienza a «hacer la pregunta» y recibe algunas explicaciones preliminares, sabe que el poder de la lanza ha sido neutralizado por el «golpe doloroso» que ha empobrecido al reino de Logres; pero apenas el rey comienza a hablar del secreto, vinculado precisamente a la espada, Galván cae presa del sueño. El rey, por lo demás, le había advertido ya que, por no haber sabido él soldar la espada, ese secreto no podría serle transmitido. El tema de la espada rota cobra aquí su forma más significativa: una parte de ella pertenece al tipo de un héroe herido, cuya función asume Galván; la otra parte se refiere al rey muerto y, correlativamente, al deber de restaurar el regnum. Juntar las dos partes significa llegar a la síntesis propia de la restauración, al rey primordial que resurge a través del héroe. Pero Galván, al menos en un primer momento, falla. Su conciencia no puede seguir el misterio de la espada. Se queda dormido.

Es interesante, además, destacar que el sueño a causa del cual falta Galván a su deber, en otro desarrollo de la leyenda se convierte en la causa misma de la herida. Alano, en la Terre Foraine, en medio de una corriente impetuosa, ha hecho erigir un soberbio castillo para el Grial, el Corbenic, identificado con el propio Grial, porque Corbenic, en caldaico, según el texto, quiere decir «el santísimo recipiente: saintisme vaisiaus». Ese es el castillo de la «vela perenne» y de la prueba del sueño. Nadie debe dormir en él. Cuando el rey Alfasem intenta dormir en él, un hombre de llama le traspasa con una lanza ambos muslos, herida que luego provoca su muerte. Corbenic es el palais aventureus, y todo caballero que en él durmió fue hallado muerto a la mañana siguiente. Tema análogo encontramos en el Diu Crone. A diferencia de sus compañeros, aunque invitado, Galván no bebe, y esta simbólica abstinencia suya hace que no se duerma como los otros y pueda «hacer la pregunta», «sin la cual resultaría inútil lo que había hecho y hubiera podido hacer todavía». El significado de todo ello resulta bastante evidente. Como el «sueño» es un conocido símbolo iniciático, también lo es el del «Desvelado» y del «Sin Sueño». Superar el «sueño» ha tenido en todas las tradiciones iniciáticas el significado de participar en una lucidez trascendental, libre de los condicionamientos de la existencia material e individual. Una variante del tema de la usurpación, vinculada en cierta medida al tema de Amfortas, se encuentra en la llamada Élucidation: el reino de Logres aparece devastado y estéril, porque el rey Amagon, con sus caballeros, hizo violencia a las «Mujeres de la Fuente» y les quitó una copa de oro. Desde entonces, la corte del «rey pescador», o sea del rey del Grial, que constituía la riqueza del país, desapareció, y el trono quedó vacante más de mil años. Finalmente, en tiempos del rey Arturo, Galván se entera de lo sucedido y parte a la búsqueda del Grial y del rey del Grial. En Wolfram, Klinschor aparece igualmente como un usurpador de mujeres, y esta cualidad suya, presentada en la forma alegórica de un adulterio, es la causa de su castración y de su posterior entrega a la magia negra, o sea, a una falsificación del poder sobrenatural. Klinschor tiene un castillo adonde, con sus artes tenebrosas, atrae y aprisiona a las «mujeres», incluida la madre de Arturo, y en ese castillo se efectúa la prueba decisiva de Galván, la prueba ya referida, en la que éste acaba por tener la mujer que fue la ruina de Amfortas y del reino del Grial, o sea, Orgeluse. Todo esto resulta bastante claro si se sigue la interpretación antes indicada. Se ve que los varios motivos de estos relatos se unen en un marco conjunto, en cuyo centro hay una única idea básica.

En Manessier, la espada es aquella con la que fue muerto a traición el hermano del rey del Grial y que entonces se rompió. El muerto es el cadáver que yace en el féretro del castillo del Grial. La espada rota es conservada, pero con sus pedazos el rey siguiente del Grial se hace inadvertidamente una herida que le priva de todo poder: el uso de la fuerza dañada, no reintegrada, a su vez resulta fatal. Aparece aquí en primer plano el tema de la venganza. La espada vuelve a ser soldada, quien es capaz de ello debe, además, vengar al muerto alcanzando a Partinial, señor de la «Torre Roja». Tras varias aventuras, con carácter de pruebas iniciáticas, Parsifal mata a Partinial (que tal vez equivalga aquí al «gigante» en lucha contra el cual a los héroes no cualificados se les rompe la espada de David), momento en que el rey del Grial se pone en pie de un salto, curado.

A la lesión o herida causada por la espada rota, en Gerbert corresponde una grieta que queda en la espada soldada y que impone a Parsifal nuevas aventuras para reconquistar el Grial. En el transcurso de ellas, se presenta ante todo el tema de la venganza, porque Parsifal cura y venga a su primer instructor, Gumemant, a quien ha encontrado mortalmente herido. En segundo lugar, hay el importante episodio siguiente. A la corte de Arturo, adonde vuelve Parsifal, llega una embarcación conducida por un cisne, con un féretro que nadie sabe abrir. Parsifal lo abre y encuentra un caballero muerto, que él debe vengar. Decidido a hacerlo, se produce, entre otras, la siguiente aventura: Parsifal abre una tumba en la que estaba encerrado un hombre vivo. Sin embargo, éste intenta inmediatamente meter también a Parsifal en la tumba, en la que Parsifal consigue finalmente meterlo de nuevo. Tras ello, Parsifal vuelve al castillo fatídico, y allí une definitiva e íntegramente la espada. El mismo episodio se encuentra en Gautier, donde el caballero que pedía auxilio en la tumba consigue por un momento encerrar en ella a Parsifal e intenta llevársele el caballo.

En uno de estos textos se dice que el caballero de la tumba es el demonio. Aquí es bastante importante la aparición del cisne, porque el cisne va ligado de manera bastante estrecha a la tradición hiperbórea y al propio Apolo, dios hiperbóreo de la edad primordial o Edad de Oro. Es evidente que el ataúd transportado por el cisne (animal que también llevará a Lohengrin hacia la tierra del Grial) equivale a una muda invitación a hacer resurgir algo muerto, decaído, precisamente en referencia a la tradición hiperbórea (recordemos que, a veces, el héroe es presentado también como el hijo de una viuda que reside y domina en un solitario y desolado bosque - véase, sobre la «viuda», lo dicho anteriormente). Pero surge el peligro de que el héroe acabe sucumbiendo también a esa muerte o a ese sueño: ese es el significado del intento demoníaco de encerrar a Parsifal, el predestinado, en la misma tumba en la que un ser vivo pedía socorro.

Este significado se ve completado por lo que se lee en Diu Crône. Aquí, el rey del Grial es anciano, y parece enfermo. Cuando Galván, que no se adormece como sus compañeros, «hace la pregunta», el rey grita de contento y da la siguiente explicación: él, con los suyos, estaba muerto hacía tiempo, aunque pareciese vivo (ich bin tôt, sewie ich nicht tôt schîn - iunde das gesinde mîn - daz ist ouch tôt mit mir), y había tenido que conservar aquel semblante de vida en extrema angustia hasta que se hubiese efectuado la búsqueda del Grial. Ello se produce, por obra de Galván, al cual el anciano rey entrega la espada que le hará siempre victorioso, desapareciendo luego con todos los suyos y con el propio Grial, en el sentido evidente de dar lugar al reinado verdaderamente viviente e instaurado.

En otros textos, el objeto de la pregunta es análogo: tiene el poder de sanar al rey y de permitirle, al mismo tiempo, la muerte, sólo artificialmente alejada de él: et quant il sera garis, si via dedanz li iii, jorz de la vie a mort, et baillera à celui chevalier le vesseau et li aprendra les segriotes paroles, que li aprit Joseph. En el mismo Wolfram, si bien el rey herido se cura, deja sin embargo el trono, que pasa a Parsifal. Justamente ese es el sentido: una transmisión.

Una antigua dinastía decaída es liberada de su vida artificial y acaba en el momento en que una nueva dinastía se muestra capaz de asumir la función, empuñando o reconstituyendo la espada, realizando la venganza, poniendo en pie lo que había caído. En cambio, la sustitución que sucede de modo irregular y arbitrario, acompañada de violencia y de falta de cualificación, o presentada como lucha fratricida, es el sentido de la historia del «golpe doloroso», ya sea tal como la hemos sugerido nosotros en el caso de la Morte Darthur; ya sea en las otras varias versiones, más o menos confusas e intrincadas. En Wolfram von Eschenbach, junto al rey herido vive además un majestuoso anciano, postrado en un lecho. Es Titurel, el primero a quien se confió «la bandera del Grial». El Grial - es decir, la función de la que todavía es representante - lo mantiene vivo, pero está aquejado de «gota y una parálisis contra las que no hay remedio». Los reyes derrocados que aparecen en otros textos suelen tener una vida prolongada de forma no natural: mil años de edad algunos, cuatrocientos otros y otros, trescientos. No pueden morir antes de que llegue el predestinado. Se alude, con ello, a un interregno, en el sentido de la supervivencia simplemente formal del regnum. Es un mandato conservado en estado latente, portado por heridos, por paralíticos o por ciegos, hasta que llegue el restaurador, y cuando en el Perceval li Gallois se lee que el padre de Parsifal, obedeciendo a una voz divina, había ido a países lejanos de Occidente, y que aquí no podía morir hasta que apareciera quien merecía ser llamado el mejor caballero del mundo, vuelve con ello otra vez el tema de la «Isla Occidental», de Avalón y del rey Arturo herido.

Otra referencia interesante es la de Wolfram, según quien la herida envenenada y ardiente de Amfortas dolía particularmente bajo el signo de Satumo, o sea de Cronos. Como ya hemos dicho, Saturno-Cronos es el rey de la edad primordial, el rey durmiente en su sede hiperbórea; según algunos mitos, privado de su «virilidad» al superponerse otro ciclo. El conjunto de cuanto se ha expuesto toma claro el motivo de que precisamente en el signo de Cronos se vuelva a abrir y se agudice la herida de Amfortas. Por lo demás, hemos de destacar también que, en la tradición hermética, Saturno-Cronos es exactamente el «muerto» que se ha de resucitar; que el arte regia de los «héroes» consiste en liberar el plomo de sus «lepras», de sus imperfecciones y oscuridades trasmutándolo, con ello, en oro y realizando así «el misterio de la Piedra». Oro, Cronos, «piedra de fundamento», son otras tantas remisiones a la tradición regia primordial. Allí donde se representa su signo, la herida de quien se ha degradado o ha usurpado quema y se hace dolorosa.

En cuanto al tema, antes tratado, de un caballero muerto o herido que los buscadores del Grial hallan junto a su mujer - a veces significativamente cerca del Árbol -, nos remite al tipo del héroe que ha faltado a la prueba, o bien sensibiliza al mismo buscador del Grial, que ha fracasado una primera vez en su misión. Es significativo que, a menudo, precisamente una «mujer» semejante, concebida como pariente del buscador del Grial, da a conocer a éste su propio nombre, que él ignora; en todo caso, le proporciona explicaciones sobre el misterio del castillo del Grial, acusa al caballero de «no haber hecho la pregunta», tal vez le instruye para que pueda soldar la espada en caso de que se rompa. Ya que en Wolfram la mujer está junto al cuerpo embalsamado del caballero muerto, gebalsemt rîter tot, parece haber aquí una interferencia posterior, el confundirse el motivo del rey del Grial, cuya vida es sólo aparente, con el del héroe herido antes de haber podido llevar a cabo su empresa. Esa mujer, en Wolfram, es Sigune, y es ella precisamente quien maldice a Parsifal por su indiferencia ante el rey doliente en el castillo del Grial y el significado del propio Grial.

Como variante del tema antes indicado, hay que considerar por último aquella según la cual el rey ya no está enfermo, ni su reino está devastado, sino que todo ello sucede únicamente por el hecho de que por tres veces se ha visto el Grial con la lanza y la espada sin que se preguntase para qué servían. Indiferencia e incomprensión han creado una gran «desdicha»; por eso ha perdido su antiguo esplendor la corte del rey Arturo y se han desencadenado todas las guerras en la tierra.

El marco de esta redacción de la leyenda tiene algo del tono trágico de un «crepúsculo de los dioses». Cuando llega Parsifal, el «rey pescador» ha muerto ya, su adversario, el rey del Chastel Mortel, se ha adueñado del Grial, de la lanza y de la espada. Parsifal reconquista estos objetos y obliga al rey enemigo a quitarse la vida, pero no funda una nueva dinastía del Grial, sino que se retira con sus compañeros a una vida ascética. Una voz divina le advierte que el Grial sólo volverá a manifestarse en un lugar misterioso que les será revelado y hacia donde parten Parsifal y sus compañeros para no volver nunca más. Veremos cómo eso pudo reflejar también una situación histórica determinada.

 

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